Mi vida errante

cha cháaaan

viernes, abril 30, 2010

Guayabitos

Madres, pues esto ya tiene bastante bastante y ya está más que contado, pero bueno, que quede constancia.

Como en la empresa donde trabajo nos dan de vacaciones jueves y viernes santo, que en 2010 cayeron el 1 y 2 de abril, decidí, pese a que andaba medio quebrado, salirme a una playa. Bajo recomendaciones de consideración, decidí ir a Guayabitos por encima de Nuevo Vallarta o San Blas. El jueves no hice nada, creo que fui por mi ropa y cosas así. En la tarde fui a comprar mi boleto a Tepic. No recuerdo la hora de salida, creo que fue como a las 9 de la noche. Llegué a Tepic a las 2 y fracción de la mañana. Fui a comprar mi boleto de Tepic a _____. Ahí tomé la decisión de ir a Guayabitos.

La chica de la ventanilla me dijo "sale ahorita a las cuatro" a lo que pensé "bueno, a esta hora de la madrugada a cualquiera se le barre la hora". Antes de comprar el boleto salí a ver si había un hotel barato para dormir y ya mejor salir en la mañana, pero al final decidí tomar el de las 4. Me dio, en efecto, un boleto para las 4am y pensé "bueno, es sólo poco más de una hora". En realidad esa vuelta para buscar un hotel resultó en ir a una farmacia al lado y preguntar. Creo que la decisión de no ir al hotel fue porque la callecita estaba muy fea. Después de un ratito de estar en Nayarit fue que reparé en que ahí el horario está adelantado con respecto a la hora del centro.

A las "cuatro" tomé mi camión para La Peñita. Me habían dicho que tenía que llegar ahí y de ahí tomar una combi. Llegué a La Peñita. No hay una terminal propiamente. El camión me dejó en un camellón en el centro del pueblo. Tomé una combi y llegué a Guayabitos, que estaba sucísimo de que la gente había estado chupando hasta tarde, ya eran como las seis. Empecé a preguntar en hoteles y pues todos eran carísimos; resulta que en Rincón de Guayabitos la mayoría de los hoteles son bungalows, y los que no eran bungalows estaban llenos. Vagué por el ¿pueblo? por un ratototote. Eventualmente fui a ver a un tipo que rentaba espacios para acampar (un vividor que se había adueñado una porción de playa, sí había alguien que rentaba espacios propiamente y es muy diferente) y le pedí chance de cuidar mis cosas en lo que seguía buscando. Si no hallaba lugar, me iría a Vallarta a comprar una tienda de campaña y le rentaría un espacio.

Día 1, viernes: Rincón de Guayabitos

Vagué otro rato, desayuné "pellizcadas", que son como picadas grandotas con salsa y carne, en el restaurante me dormí en lo que esperaba mi comida. Decidí ir a ver a La Peñita de Jaltemba a ver si ahí había algún lugar. Encontré un hotelito que seguro en temporada baja no cobra más de 100 pesos y ya, acordé dormir ahí. Fui por mis cosas y le di veinte pesotes al señor por cuidar mis cosas esas como cuatro horas. Ya eran como las dos. Me fui a conocer la playa de la peñita; caminé hasta que llegué a una escollera y como no traía más que las chanclas decidí no subirla. Me fui de vuelta a Guayabitos, ahora sí a la playa. Estaba atiborrado, pero igual hallé un espacio, dejé mis cosas y me metí al mar. Estuvo chingón. Cuando empezó a oscurecer me fui a caminar por el ¿pueblo?.

¿Pueblo?

Bueno, la razón de las interrogaciones sobre el pueblo de Guayabitos es porque no sé si pueda ser llamado pueblo. Sólo hay hoteles. La gente vive en La Peñita de Jaltemba. Sólo hay una colonia horrible de paracaidistas en Guayabitos. Es como que el gobierno vio que la gente iba a Guayabitos y decidió hacer un desarrollo turístico ahí. Estuvo bien, pero si la playa era angosta, la dejaron aún más angosta. Como quiera es bonita.

Después de la caminata, regresé al hotelito en La Peñita, lo que me dio oportunidad de caminar por la zona comercial de La Peñita. Cené en el puesto de tacos feos que pone la mamá del encargado del hotel. La verdad es que me dio un poco de pena cuando me preguntó si me había gustado, le mentí: le dije que sí. En realidad cené ahí porque el encargado me había dicho que su mamá hacía tacos en la noche, y pensé que sería feo no probarlos.

Día 2, sábado: La Peñita de Jaltemba

El sábado me desperté y antes que todo busqué algo de desayunar. Creo que desayuné una torta ahogada de camarón. Estuvo buena. Después de eso decidí ir a conocer la playa de la Peñita. Como el pueblo no es tan popular como el desarrollo turístico, hay más espacio, pero la playa es más angosta, el mar se come más de la playa. estuve un rato en un lado de la Peñita. Después dije "voy a ver qué hay tras la escollera" y empecé a caminar. Pasé por un cementerio cuyo muro desapareció (lo vi el día anterior), supongo que por la marea. Había partes en que no había playa, o que el mar en cada ola se comía toda la arena. Llegué a la escollera, cambié mis chanclas por los tenis negros y la trepé. Del otro lado había un playón enorme, no tan angosto y poco concurrido: ahí estaba el pan, pero para obtenerlo había que bordear la escollera, que era una situación bastante peligrosa. Para bordear la escollera hay un caminito angosto donde de un lado está la vegetación y del otro el mar golpea furioso las piedras. Empecé y me dio culebrín. Ya estaba pensando en no ir al playón, pero pensé "no mames, la señora esa cruzó con una canastota de dulces y en unas chanclas horribles". Bordeé el asunto ese y llegué a la playa.

En la playa estuve entre cuatro y cinco horas. Como llegué temprano, no hubo problema. Cuando decidí irme a Guayabitos fue más por el hecho de que era mejor cruzar la escollera mientras hubiera luz. El regreso por la escollera igual fue complicado, pero no tanto.

No recuerdo si comí algo antes de regresar a Guayabitos, un cóctel (cocktail) de camarón. Al llegar a Guayabitos ya estaba empezando a oscurecer. Ya no me metí al mar. Estuve un rato y cuando terminó de oscurecer me fui a caminar por el pueblo, que en la noche se hacía un desmadre. Después de un rato, regresé a la Peñita, me bañé y salí a una feriecita del pueblo. Se me acabó el dinero y recordé que había visto un Bancomer. Tomé una vía alterna y ¡mocos!, que me perdí un rato. Eventualmente salí a la carretera, pero un poco más lejos de lo planeado. Encontré el cajero y saqué varo. Cené. Resultó que la basura que hallé en Guayabitos no había sido sólo porque la gente está chupando en la calle, sino porque la fiesta Es en la calle, así como lo es en la Peñita. Al salir del cajero fui a buscar algo de cenar antes de ir a conocer un bar en Guayabitos. Vi que había bandas tocando y que todo el desmadre estaba ahí. Después de cenar, hasta vi un pleito de lejos. Pasó la combi y me subí para ir a Guayabitos. Lleno. Las calles eran un mar de gente. Me bajé y busqué el bar.

El Bar

Había decidido ir a ese bar porque pensé "es el único que hace intento por publicitarse, así que ha de ser el mejorcito". CRAAAASO Error. Un lugar feo, como una disco de los ochenta, donde había niños de no más de quince años. Me sentí papayón. Estuve un rato y me salí. El bar de abajo estaba mejor, pero ps ya no quería gastar. No mucho después quise ir al baño. Empecé a buscar un baño público y no encontré, un taquero me prestó el baño. Después de eso, me puse a buscar un taxi. Tardé un ratote en encontrar uno. Regresé a la Peñita.

La Vuelta

Mi boleto Tepic-Aguascalientes estaba marcado para las 2pm del domingo, así que al despertar sólo fui a desayunar a un restaurantito un platillo de huevos, chilaquiles, frijoles y una malteada. Me fui a ver la playa un rato, y a los pelícanos.

Después fui a donde se paran los camiones. La vuelta fue en un camión de segunda. Nos hicimos una eternidad para llegar a tepic (bueno, como una hora más de lo debido), en el camión había gente que iba parada, incluso yo fui la mayor parte del trayecto sentado en el pasillo.

Llegando a Tepic creo que cambié el boleto para tener chance de ir a comer. Fui a comer a un Soriana que está cerca de la terminal. Me subí a mi camión y creo que llegué a mi hogar a medianoche.

La Experiencia

Jamás había viajado solo. Está chido. Sin embargo no es la idea ponerme a hablar de eso, sino de lo que aprendí por si vuelvo a ir:

Hay camiones de primera plus que salen de Aguascalientes a la Peñita. Creo que el mayor problema es que no sabía que Guayabitos era junto a la Peñita. También hay camiones de Primera Plus de vuelta, pero que van a Guadalajara. Salen de la Peñita.

Lo haría de nuevo.

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miércoles, abril 28, 2010

RIP Valero

Ah, por cierto, el otro día me sorprendí amargamente al ver esta noticia.

Más sorpresivo fue porque lo vimos boxear en vivo hace como tres meses, en la Arena Monterrey. Era muy bueno como boxeador y sí me parecía atractiva la idea de verlo boxear con Pacquiao (en la TV, obviamente).

En la pelea que le vimos, fundió a su rival, un sinaloense, el pobre nada más veía venir los golpes. Valero ganó por knock out técnico. El rival no salió al round 10 u 11, no recuerdo.

Es una pena que se haya pasado de lanza (mató a su esposa :( ). Es muy triste que su esposa esté muerta :( . Es una lástima que el tipo se haya suicidado. RIP ambos. Bueno, tristemente quizá él no. Corrijo: RIP su esposa. Ojalá que él llegue a hacerlo.

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martes, abril 27, 2010

Viiiiiiiiiiiiva Aguascalientes'n

Pues debo contar de perdida medio a medias.

Sí, el camión salió a las 2352 (estaba marcado que saliera a las 2345). En ese viaje pagué propinas a diestra y siniestra.
1. Para el cargador que me llevó las cosas del carro de Gabi al camión.
2. Para el cargador que subió las cosas y que me pidió explícitamente para el refresco, como por mordida. No me remordió, porque aunque sé que estuvo mal hacerlo, yo llamé para preguntar y jamás me dieron razones. Sólo me dijeron "cuando llegue al camión ahí le dicen". Probablemente hubiera pagado lo mismo de sobrepeso, no era tanto, pero se lo di al cargador. También influyó que ya estaba bien castrado de esperar cuando llegó el camión. Yo llegué temprano y no había modo de documentar las cosas antes, el único modo era llegar al pie del andén a esperar el camión y en el instante subir las cosas.
3. Para el cargador de Aguascalientes, que me dijo "ahí lo que me quiera dar" y le di diez pesos y me rezongó "no, mínimo quince". Y le di creo que sus quince.
4. Para el maletero del hotel. Ya no tenía cambio, le di veinte pesotes, que al final fueron diez y diez, luego ya no le di cuando me fui.

Sí, YO pagando gente que me cargara las cosas, pero ps es que sí eran bastantes, no pesaban tanto, pero no eran fácilmente cargables:
Maleta grande, maleta chica, mochila, pantalla y gabinete de la computadora.

Llegué a Aguascalientes el domingo 1 de marzo de 2010. Llegando, que llegué a las 6:52 a mi habitación del hotel, llamé a mi mamá y luego a mi papá (que me dijo que le hablara al llegar). Mi papá no contestó, estaban, obviamente, dormidos.

Dormí en la primera cama de las dos matrimoniales de la habitación del hotel. La empresa me pagó el hotel una semana, en lo que conseguía casa. Al despertar, llamé a Pati Ramírez. Acordamos vernos creo que a las cinco. Ella llegó tarde. Entre ella y su novio me ayudaron a buscar el lugar donde me tocaría trabajar (por el momento la empresa estaba en una ubicación temporal, más bien, estaba esperando la mudanza, que hicimos semana y media después). Mientras llegaba la hora, anduve en el hotel, me bañé y creo que comí. Pregunté por el camión que me llevaba a donde quería.

En mi primer recorrido noté el parque Héroes Mexicanos, y un par de plazas, también vi el templo de San Diego. Decidí que debía ir al parque Héroes. No he ido. He ido a las dos placitas, al templo de San Diego y a otros lados, pero no al parque Héroes. Llegué al templo de San Diego y pregunté por la catedral. Ahí habíamos quedado. Esperé a Pati. Llegó. Ella y su novio amablemente me dieron un recorrido medio rápido por algunas partes de la ciudad. Cuando buscamos la empresa, me llevé una sorpresota: en la dirección que me habían dado había una tortillería. Sí, una tortillería. Llamé a la chica de RH y me dijo que no, que esa no era la dirección. Cuando le conté de nuevo, negó haberse equivocado. Bueno, yo tengo el correo. Como quiera es irrelevante. Cuando me dieron la dirección, ya la banda me dejó en el hotel. No mucho después me fui solo a conocer el lugar donde trabajaría al día siguiente. Quedaba a unas cuantas cuadras del hotel. Eran alrededor de las ocho de la noche. Compré unas galletas y leche para cenar.

Empezando el Trabajo

Debo admitirlo, los primeros días de trabajo fueron medio deprimentes. En la planta donde estábamos no había ventanas, estaba oscuro, había ruido de máquinas todo el día, como no tenía gafete tenía que llevar una escolta al baño, como no tenía identificador, no tenía cuenta propia en la computadora que sacarondelamanga para darme y creo que el primer día no tuve internet.

El primer día me dieron unos artefactos para conocerlos. Después de un rato, pues ya estaba fastidiadón. En sí, no hice gran cosa los primeros días. Poco a poco se tornó menos incómodo. Me dieron una computadora lenta, pero con cuenta propia, identificador, etc. Ya podía ir al baño. La comida, por cierto, era muy barata. Según me dijeron, costaba como 13 pesos (estaba subsidiada).

Semana y media después nos mudamos. Enorme diferencia. Es increíble lo que hace la luz natural. Es un motivador. Si las empresas proveyeran a sus trabajadores de luz solar, quizá no necesitarían mandarlos con Miguel Ángel Cornejo. ja.

Ya para entonces me asignaron tareas que a la postre sólo sirvieron para tenerme entretenido. Está bien, pese a que no eran tareas del todo gratas.

Ese día compré un periódico para buscar casa.

El Hogar

Encontrar un lugar para vivir no fue taaaaan fácil, y no lo fue sólo porque no tenía el periódico adecuado. El primer día de trabajo compré dos periódicos. Pocas cosas cerca de donde está la oficina nueva. Pocos departamentos, en general. La breve cantidad de departamentos obedece, según yo, al hecho de que en esta ciudad casi no hay condominios, ni edificios, en general. Casi todos los conjuntos residenciales son de casas de uno y dos pisos. Yo buscaba algo por el precio de lo que pagaba en Monterrey, y que fuera más o menos lo mismo: un lugar con baño, cocina y cama y en esos periódicos anunciaban mayormente casas, que obviamente salían de presupuesto.

Esos días gasté saldo de modo irreal. Muchos "nos" y los que estaban cerca eran "ya se rentó". De esos periódicos creo que sólo vi un departamento el martes. Estaba en medio de donde es la feria. El centro cerca (caminando), el sur cerca (a un camión), el norte cerca (a un camión). El problema era que era muy parecido a lo que habían sido mis hogares en Córdoba y Monterrey: lugares viejos, medio adecuados para ser rentados con baños feos. Cumplía con la cocina, tenía "dos recámaras", dispuestas igual que mi hogar de Córdoba: para pasar a la segunda, había que pasar por la primera a huevo. Se veía que había estado deshabitado bastante tiempo. El inodoro se había secado, y cuando quise lavarme las manos antes salió agua negra por el polvo. El suelo estaba polvoso y bueno, el baño era muy feo. Pensé en una especie de "maldición con los baños".

El miércoles creo que me quedé dormido, el jueves creo que seguí llamando, ya estaba medio convencido de ir a vivir a ese departamento de perdida "por mientras" y después de la feria buscaría de nuevo (para la feria la gente, obviamente, renta sus casas y departamentos). Quería dar otra oportunidad y comprar el periódico que no tenía. Digamos que un ángel también me dio su opinión de hacerlo. Compré el periódico y resultó que en este había rentas para tirar para arriba.

Jueves en la noche estuve leyendo y anotando, y el viernes estuve llamando gran parte de la noche. El sábado tenía citas en alrededor de nueve lugares diferentes, en una ciudad que no conocía, pero tenía un mapa y la gran mayoría quedaban por el norte, además que aquí todo está cerca.

Las Visitas

Había quedado con una señora a las 1120. Yo quería antes, pero ella no quiso y al final me desperté medio tarde. Nerviosón por la incertidumbre de llegar, tomé un taxi a las 11. El hotel está en la punta sur, y yo iba muy cerca de la punta norte de la ciudad. Cuando el taxi decidió no desviarse y pasar por todo el centro, pensé que no llegaría. Veinticinco minutos. Me sorprendí de lo cerca que estaba y del hecho de que aún pasando por el centro no me hubiera hecho mucho tiempo. Cabe mencionar que no hicimos más que un cambio de avenida.

El lugar estaba muy bonito, recién remodelado y pintado. Ya para entonces no andaba buscando departamento, sino un cuarto con acceso a cocina y baño, lo necesario para estarme uno o dos meses. Eran cuartos grandotes que compartían el comedor y los baños. Era buen lugar, excepto porque "No aceptamos visitas para dormir". La dueña está consciente de que por eso no se ocupan sus cuartos. En mi caso era absurdo quedarme ahí. Creo que eso le resulta a alguien de un lugar muy cercano y ya. A alguien que viene de lejos como que no, y menos cerca de la feria.

El segundo era un lugar parecido a donde vivía. Cuarto grandote, cocineta, un baño, todo viejo. Tenía de padre que era una puerta que daba a la calle. No había vecinos a los lados por ser zona medio industrial. Pensé que era candidato, lo único que me preocupaba realmente eran la estufa y el boiler eléctricos. Pedían dos mil pesos, incluía servicios. Un poco caro para lo que era.

Luego fui a dos casas bastante cercanas entre sí. Una estaba bien. No había acceso a estufa, pero eran cuartos grandotes con baño, en donde se compartía el comedor con los otros inquilinos. La señora era buena gente, pero torció la boca cuando le dije de visitas. La otra era una señora de unos cuarenta años, rentaba los cuartos de su casa. Ahí no había problema con las visitas. Lo que no me gustaba es que era como ser el "roommate" de la señora y de su hija. Vaya, eran cuartos de su casa a los que se entraba por la casa. Por otro lado, en el cuarto que podían darme había un tapanco. Era, pues, bastante amplio.

Saliendo de esas dos, tenía hambre. Vi un lugar donde vendían "¿lechón?" "Bueno, hay que probarlo". No raro no era en sí que vendieran tacos y tortas de lechón, sino que era una fonda, como si fuera algo común. Así es, hay varios puestos de lechón y fondas de lechón.

Después de comer fui al Cobano. Ahí la situación era compartir una casa con un matrimonio y con el dueño. Situación más cómoda. El problema era que el cobano estaba relativamente lejos.

De El Cobano me fui al Centro. Un departamento con LA ubicación, pero viejo como la madre Haydeé (una profesora de biología que insistía en que una solitaria puede llegar a medir cien metros. Era bastante viejita), además, uno de los dos que rentaban no tenía bóiler y pues el dueño me dijo lo que dicen los que no usan bóiler: "pero el agua viene tibia del subsuelo" (lo mismo dijeron los de Valles). Pese a lo viejo del lugar, era buen candidato porque estaba en el mero centro. A un camión del trabajo.

Luego anduve cachando a un tipo que rentaba un cuarto cerca de donde vivo justo ahora, pero como que no estaban muy interesados en rentar: "es que mi novia dejó la llave en su oficina...es que pensé que podía ir a la oficina a buscar la llave, pero no... es que se me apagó el carro", lo del carro se lo paso, pero lo de la novia se me hace irreal, sobre todo cuando le pregunté a la novia "bueno, podemos ir con un cerrajero" y me dijo que no. Como quiera, creo que justo antes de esa cita vi este departamento. Lo único que me ponía a pensar eran los tres meses que tenía que poner de golpe. Sí, TRES MESES de renta: dos de depósito y el de renta. Sin embargo, ya era sábado y al día siguiente debía mudarme. No era como para andar especulando. Acordé con la señora pagarle en la noche que la viera de nuevo. Me fui al centro a caminar.

En la noche vi a la señora y le pagué una parte. El domingo me mudé.

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Se fue

Pues resultó que me fui, como dije en la entrada anterior. Después de renunciar estuve dos semanas. Vi amigos que tenía tiempo de no ver, amigos con horarios complicados, saqué mi pasaporte, fui por mi resultado del TOEIC, etcétera.

¿Y qué me llevé de Monterrey?

Obviamente me llevé varias de mis pertenencias, otras Beto me las mandaría (me las mandó). Gente. Sí, me traje mucha gente. Los cargo en la cabeza y a alguna que otra en mi corazón.

Me fui, como de Córdoba, en un punto en el que ya estaba muy cómodo y muy contento excepto... Iba a los partidos de fút del trabajo, más que todo al desmadre, habíamos empezado a ir a jugar básket de cuando en cuando. Subí el cerro dos veces, Chipinque una, carnes asadas en mitras, en cumbres, tlayudas, EL Mc, el Café Iguana, el Pollo Loco el fin de semana, alguno que otro paseo cerca de Monterrey, como el Rancho de Beto en Anáhuac (donde no hay naaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaada, pero está chido para ir a estar, comer, caminar por la parcela y jugar con el perro). Y bueno, la gente:

"La patria son tus amigos", decía el papá de Hache.

Bueno, no queda mucho qué decir, quizá no tengo ganas de escribir, o quizá no me siento suficientemente melancólico. Igual y luego anoto algo más en esta misma entrada.

El Último Día

En las últimas dos semanas, he dicho, hice trámites y cosas así, pero también vi gente para despedirme.
Fui a "despedirme de la afición anaranjada", a un partido al que llegué tarde, pero me metieron un ratito. Creo que ya no fuimos al basket esos días. Sé que regresé al Mc y al Café Iguana.
Hasta el miércoles fui a buscar cajas a walmart.
En el Café Iguana estuve mi último jueves antes de venirme para Aguascalientes. Había bastante
gente a quienes les había dicho, a otros no les dije por olvido.
Ya para el jueves tenía, creo, varias cosas guardadas. Entre el viernes y el sábado terminé de
guardar las cosas. El viernes recuerdo que no me desperté tardísimo.

El viernes fue mi último día con noche en Monterrey. Todo el día guardé cajas, hasta ya entrada
la noche. Ese día fue diferente a cualquiera que haya tenido antes o después.
Mejor no pude pasarla.

El sábado me desperté y seguí guardando las cajas que quedaban. Eventualmente llegó Beto a
buscarlas, y a llevarse "lo que quisiera". Me despedí de él. Más tarde llegó el Crack a
acompañarme. No hicimos nada, yo seguí viendo que no me faltara nada. Platicamos. Fuimos a
cenar al pirata chacho. Regresamos a mi casa. Volvimos a ir a cenar al Pirata Chacho, ahora con
Gabi. Ellos me acompañaron a la terminal. Nos despedimos.

El camión salió a las 2352.

No, creo que ya para el momento en que el camión salió ya no me rompió la nostalgia, ya había
tragado duro cuando me despedí de la gente en el Italian Coffee, especialmente de mis superiores
de confianza. A pesar de que me despedí de mucha gente, cuando me despedí de ellos fueron los
tragos más gruesos, creo que porque esas despedidas Marcaban el hecho. Ya llegaba yo preparado.

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viernes, abril 23, 2010

Las Golondrinas

Pues creo que "de frente a la tempestad" dice mucho. Que lo haya publicado significó que por esos días dejé la empresa donde trabajaba. Aaaaaah, tantas cosas ahí, tantas cosas incómodas, tanta gente buena. En fin. Fue bastante rápido todo el proceso.

Para el recuerdo, un día le dije a una amiga: me quiero salir, no me gusta ya lo que hago y además, y esta es buenísima, ahí donde trabajo hay una chica que me gusta mucho. Ella replicó "¿y que haya una chica... influye?" "Claro" y sí, la idea era que si me cambiaba de trabajo en la misma ciudad, le tiraría el perro. Oh, sorpresa. Qué vueltas da el mundo.

En donde trabajaba la situación a mi interior ya era muy complicada. En la posada la pasé bien chido, por cierto, pero bueno, no tiene qué ver.

Antes de Navidad

Pues poco antes de irme de vacaciones, me incluyeron en un proyecto, pedorrísimo, en el que por más que me decían que iba a estar bien chido, o complicado, o que iba a aprender a mares, yo no veía por dónde. El tiempo me dio la razón, a la larga mis líderes dijeron lo mismo que yo dije el día número dos. Bueno, complicado sí estuvo porque usaban unos controles que no eran gratis y no había mucha documentación, pero fuera de eso, nada. Ya saben, esa cuestión que no me gusta de "el qué" y no "el cómo". Donde el problema no es el problema en sí, sino el hecho de que no hay información de nada y el código es una maraña horrible.

En fin, antes de irme tuve alguna plática con mi líder, preguntándome cómo estaba, qué opinaba, etc. Le dije la verdad. Ni una hora pasó antes que el dueño, que estaba ahí, me llamara a que le dijera lo mismo, y a escucharle lo mismo que ya le había escuchado a varia banda pesadona. No es una mofa, simplemente es raro que todos me digan lo mismo y que no hagan por remediar la situación, y más, que busquen amolar más a la gente. Como que de un tiempo a acá parecieran trabajar a la inversa. Para esa época, había ido a algunas entrevistas que ni me convencieron del todo ni me llamaron, y había tenido un primer acercamiento con la nueva empresa.

Pasó el tiempo, me fui de vacaciones, creo que mientras estaba allá me entrevistaron. Al regresar, acordé con mi líder una cosa llamada TMD (siglas en inglés para una madre que sirve en teoría para que la gente se desarrolle, pero que aplicado a como me lo querían aplicar a mí, sólo me desmotivó: tienes que sacar en dos meses una certificación que no te gusta, no te interesa mucho y cuyo libro, además, es aburridísimo, si no, no te subimos el salario). Tras negociar el TMD, yo salí pensando "bueno, si me piden cinco cosas, puedo no hacer la certificación y aún así salir bien y ascender", error, me trabaron porque sólo me pusieron cuatro. En la minientrevista que tuvimos, el vato vio que sí sabía de un tema que yo explícitamente le dije "mira, la neta pongo este porque los demás sí los conozco bien y se me hace un abuso que ponga sólo temas en los que no patino. En esto patino un poco." Me preguntó, le contesté y como que pensó "pues sí, sólo patina un poco y ya no hay más habilidades técnicas que cargarle".

Seguí trabajando en el proyecto, tuve ahora sí la entrevista real con la chica de rh, las entrevistas técnicas y la entrevista con el jefe de jefes. Todo por teléfono. Antes de la llamada del jefe de jefes, tuve de nuevo una plática con mi líder. Esa hasta ahora no la he olvidado y escribo lo que más recuerdo para no olvidarla (entre llaves pondré alguno que otro pensamiento que tuve en el momento).

-¿Cómo estás?
-Bien
-El proyecto bla bla bla, al final ciertamente no hubo mucho que aprender bla bla bla. ¿Cuáles son tus planes cuando acabemos? (estábamos a una semana de entregar).
-{¿me estará preguntando si tengo ofertas o ando buscando empleo? Mmmm, mejor no me quemo y si me pregunta explícitamente le contestaré, mientras no, me haré pato} No, pues fíjate bla bla bla, quiero ponerme a estudiar bla bla bla en lo que empieza otro proyecto y me incluyen.
[Y nótese, aquí es donde se separan los hombres de los champiñones, porque bien el tipo pudo taparse los ojos y hacer como que el pedo estaba bien]
-Mira, lo que yo te pregunto es si andas buscando opciones, vaya, si andas buscando trabajo en otros lados.
[Y que le digo la verdá']
-Pues ve, fui a este lado y a este, en tal ni me gustó así que para la entrevista ya como que ni contestaba bien, en este otro no me fue muy mal, aunque el tipo que me entrevistó como que ya se quería ir porque ya era tarde, me hicieron además tres exámenes en la segunda. En el de java me fue chingón, en el de c más o menos, pero en el de oracle me fue de muerte. Horrible. Por otro lado, llevo un proceso bastante avanzado en x en Aguascalientes. Se supone que ya me hicieron entrevistas técnicas, falta que me entreviste el jefe, que tiene un nombre como alemán o escandinavo. Se supone que me entrevista mañana o la semana que viene. Después de eso no sé qué siga, quizá ya me den una oferta o me falten más entrevistas.
-No pues a mí en lo personal no me gustaría que te fueras, etc. (no recuerdo qué más dijo, pero era sobre eso y que sí la armo, no sé, se siente chido que te lo diga alguien a quien respetas, pero ps de halagos no se vive).

Recuerdo que a esa entrevista entré nervioso y salí serio y más nervioso.

Focos Rojos

No pasó mucho tiempo antes que bajara otro alto mando a hablar conmigo. Es triste y lo pienso seguido, al menos a algunos altos mandos los respeto muchísimo. Ni se diga a este que bajó. Un tipo real, honesto, con sentido común, pero que en algún momento se ha ido alejando de la situación. Platicamos bien, un rato. Se fue y como le dije también a mi líder "pues no me estoy yendo ahorita, no sé aún qué pase en la entrevista y no sé qué siga de eso."

Resultó que la entrevista fue más una entrevista psicológica o de estabilidad emocional. No quieren rotación de personal y para eso era la entrevista. Me gané al jefe cuando, al preguntarme "¿y no extrañarías a tu familia?" "pues lo dudo, sería lo mismo que aquí." "¿cada cuánto los ves?" "pues ahorita los veo una vez al año, así que no creo que haya mucha diferencia".

No mucho después me habló la chica de rh y me dijo que me daría una oferta. Yo retrasé mi respuesta porque tenía muchas preguntas. Algunas me las contestaron, otras no, otras me las contestaron más tarde, otras respuestas no me gustaron, pero en la balanza era mejor que estar ahí.

El Sí

Pues el día que di el sí fue un día rarísimo, o yo me sentí rarísimo. Habíamos acordado hablar a x hora, y resultó que por esa hora decidieron ponerme una junta. Me llamaron cuando andaba en el cubo de mi líder, aún no subían todos los participantes. Me metí a una salita y empezamos a platicar. Cuando vi que me veían y que ahora me esperaban a mí, le dije a la chica de rh: "oye, no sé su puedas hablarme en un rato, es que justo ahora tengo junta y ya me están viendo feo". Accedió.

-¿Qué pastilla tomaste, la roja o la verde?
-Aún ninguna, la de la realidad.

Tuvimos la junta, que consistía en un ejercicio que era muy interesante, de recaudación de requerimientos. Era en pareja. Es bastante triste que ese ejercicio haya sido hasta que me iba y motivado porque estaba por irme (mi líder me platicó de esos ejercicios en "una de esas pláticas"). En la junta yo no participé mucho, obviamente. Andaba ya pensando en otra cosa. Acabó la junta y estuve platicando un ratito con mi pareja, hasta que me llamaron. Le dije que saldría un rato (eran las 1230). Platiqué con la chica de rh. Medio negociamos y acepté. Estaba nervioso. Acababa de decir que sí a una nueva vida, en otro estado. Vueltas que da el mundo, pues. Le dije a mi líder "la roja, o bueno, la que no le conviene a la empresa."

Nos metimos a platicar. Entre nervios y nostalgia, porque platicar con él era como una confirmación de lo hecho y haber dado el sí me quitaba una loza de la espalda y ... Lo que sea, una mezcla de sentimientos. Cuando platicábamos, de lo mismo que ya habíamos platicado en la sala de al lado y en la sala de abajo dos veces, se me cortaba la voz. Cuando le iba a decir lo que me ofrecieron, mejor se lo escribí. Me dio su consejo y me repitió que no le gustaba que me fuera y todo eso.

"No le digas aún a Lx, voy a ir a comer, sólo me falta una confirmación de Bx y listo, pero ps no sea que no se arme, no he firmado nada."

Eran alrededor de las 1330. Comí con la gente. Sé que estuve callado y serio y nervioso y nostalgiquísimo. Al final es gente que iba a dejar de ver diario o cada fin de semana, y que mi intención de tirarle los perros a aquella pues no tenía sentido ya, no sé, una mezcla rara, por otro lado, era una aventura. Regresé de comer como a las 230. Me llamó Lx (aún sin mi confirmación). Platicamos laaaaargo y tendido. De lo que recuerdo más:

A grandes rasgos, hablamos de lo mismo, que no quería él que me fuera. Que me apreciaba también como persona. Que me tenían para proyectos muy padres, pero que aún no llegaban, y que lo más que podía hacer era entretenerme con tal o cual cosa. Cuando tocó el tema de la contraoferta, yo le dije que no se me hacía chido porque entonces todos iban a buscar opciones para que les subieran el salario y pues no es así. Él me dijo que era una práctica común. Le dije qué me habían ofrecido, pero que no sentía que fuera a resultar, me reviró diciéndome que le diera chance. Creo que como la plática siguió y yo le dije que me subirían de puesto y notó mi renuencia a una contraoferta al final no me hicieron nada. Está bien, porque ps no la hubiera acpetado. Como dijimos, los proyectos eran feos y no se avecinaba nada interesante en el corto plazo, el tmd pasó a reventarme, etc. De las cosas que sí me pesaron fue "Y me da coraje porque se está yendo la gente buena y no se están yendo sólo por dinero, se van porque los proyectos están feos, y no tenemos modo de mantenerlos aquí" y sí, es cierto. Me hubiera gustado hablar más con él, porque el tipo es alguien real. Pero lo que pudiera decir podía ser tomado a mal. Sí, no nos vamos por dinero solamente, incluso sé que yo no me fui por dinero, sí tuvo que ver, pero también influyen el crecimiento dentro de la empresa y el crecimiento profesional. Ahí poco a poco lo iban mermando. Bueno, estas situaciones se resumen en algo que dije a tooooooooooooooooodos con quienes hablé: "no todo es llegar tarde y comer pastel".

Saliendo de platicar con Lx, vi que en el msn tenía un mensaje: dejé a Mario esperando. Qué pena. Me disculpé. Eran ya como las cuatro de la tarde. Yo ya no participaría en el ejercicio.

Finalmente me fui a hablar con la chica de rh (los dueños ya no me hablaron :( , ni pedo, alguien tenía que salir herido), que tuvo la desfachatez de decir entre otras cosas "a veces uno toma decisiones a la ligera". En ese momento sí la interrumpí y le expliqué lo que ya les había explicado a las dos personas con quienes había hablado, y le dije que no todos se ponen a pensar en la inflación (sí, a los otros dos también les hice un diagnóstico de mi situación y un pronóstico pedorrón, incluyendo la situación de la inflación: quedándome ahí yo perdía dinero, incluso subiendo de puesto), se retractó para acomodarlo mejor y seguimos platicando. Todo muy cordial.

Es triste pensar que hay que esperar a que la gente se salga para que me ofrecieran tal y cual cosa, y la posibilidad de un mejor salario y la posibilidad de ponerme a hacer ejercicios interesantes. Hubo varios días en que estuve ocioso 100% y que a nadie le importó: "que estudie".

La Salida

Acordamos que mi último día de trabajo sería el siguiente, porque no me había despedido de la gente. Mi último día fue el 16, martes. Ese día vacié la computadora, tomé fotos del cubo vacío y me despedí de algunos. Trabajé hasta tarde porque hubo algún cambio. A la salida, Gerardo me dio el ride a casa del Crack. Cenamos pizza Toño, Beto, el Crack y yo. No recuerdo si estaba Gus. Hablamos un rato. Yo llegué ahí como a las 11, así que no convivimos mucho rato. El miércoles fue mi comida de despedida. Regresé a la oficina para despedirme de la gente a la que no vi el día anterior.

No recuerdo si fue el martes o el miércoles que llené la encuesta de salida. Expliqué todo todo. Me pedían evaluar a mi líder. Tuve como seis, a unos por poco tiempo, pero igual anoté los pormenores de esas relaciones.

De Mis Líderes

1. Ni mencionarlo. Espero mejore ahora que está en algo que sí le llama la atención. Creo que era resultado de una situación como la mía.
2. El Profe. Grandísimo. Por su carácter jovialón, yo le dudé, pero para nada. Un tipazo, hace grupo, echa la mano cuando puede y aunque tiene carácter jovial, cuando se necesitan pantalones, no le duda. El primer día que trabajé con él, le dije mi situación de que detestaba el proyecto y muchas cosas, y al poco tiempo ya me andaban preguntando mandos superiores.
3. Un chavo. Pues trabajé con él como dos días, siempre estaba disponible, hacía grupo.
4. Lx. Pues ya lo mencioné. Un tipazo, un tipo real, honesto, de esos con quienes siempre es bueno trabajar. De carácter que se ve pesadón. Con pantalones, si la caga, lo admite. No da vueltas.
5. Mi último líder. El único reproche que le tendría es su extrema arrogancia. Fuera de eso, nada, un tipazo, igual no me tocó un equipo 100% dirigido por él, pero sabe llevarlo. Sabe mucho de lo que tiene que.
6. Otro chavo. Pues hacía grupo y siempre estaba dispuesto a ayudar. Creo que sí tiene carácter y creo que sí jala a la gente. Situación similar a la del 5. Alguien tuvo la ocurrencia de que teníamos un líder nominal y uno real, pero a mí me presentaron de líder al otro y bla bla bla. La arma, como quiera.

La Comida

Pues a mi comida de despedida fue bastante gente. No sé si porque les caía bien o porque era salir a comer. Pedí que fuera en San Agustín porque no conocía esa plaza. Después de comer, como ya dije, regresé a despedirme de la gente. Luego no recuerdo qué hice, creo que me fui a la casa.

¿Y Luego?

Estuve semana y media "pajareando", saqué el pasaporte, conseguí cajas, empaqué, sé que hice otro trámite, pero no lo recuerdo. Salí con la gente, fui al fút, firmé el contrato, etc.

Está bien, La Firma

Firmé el contrato el jueves 18 de febrero. Como los días anteriores, había un frío delaputamadre. Llevaba mi abrigo de lana y lloviznaba. Pasé a ips al baño. Pretendía ir a Ghandi a comer, pero en el camino me crucé con "La Huasteca", había visto ese restaurante antes y decidí pasar, esto a modo de festejo. Pagué creo que 170 pesos. Comí como rey. Sólo me faltó un Alfonso XIII, que se me antojó también para festejar. Tiene años que no tomo uno. Salí de ahí directo a firmar. Lloviznaba aún. A la salida me encontré a Poncho Valdés. Casualmente me lo había topado el día anterior en San Agustín.

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jueves, abril 22, 2010

Diciembre 2009

Villahermosa

Ya tiene un ratoooooooote que me fui de vacaciones navideñas. Para bien, no hay mucho que contar, tan es así que no recuerdo casi nada. Sé que como los días festivos caían en viernes, pedí cinco días de vacaciones, de los seis que tenía: "¿cinco de seis y entraste en julio? si querías irte a medio año o pasaba algo, se te iba a complicar" Sí, así es. Quería irme de vacaciones en mayo y con un día quizá no lograría mucho. Si tenía algún problema y tenía que usar ese día, me la iba a pelar. Sin embargo, tenía la teoría-plan-esperanza de ya no trabajar en el italian coffee por mucho tiempo, claro que tenía que gastarme los más días que pudiera de mis vacaciones. Ese día quedó "por cualquier eventualidad o para ir en mayo".

Volviendo a mis vacaciones, todo salió bien en los vuelos. Llegué a tiempo, salí a tiempo, dormí desde antes de despegar y hasta poco antes del aterrizaje. Ahorita se me ocurre como uno de esos viajes como los que efectuaban en "La Expedición" de Stephen King. No recuerdo quién fue a buscarme. Creo que mi mamá con Paquito. Comimos no recuerdo qué, seguramente lomo. Mi mamá estaba cocinando pavo, pero así ha sido los últimos años. Después de comer, en algún momento, fui a comprarle algo bonito a mi mamá. A mi hermano y a mi papá ya les había comprado algo desde Monterrey, faltaba mi mamá. Originalmente pensé en darle dinero, pero luego se me ocurrió que si ella me daba dinero, eso se iba a convertir en un intercambio de dinero. Bien hecho, me dio dinero, excelente elección, por cierto. Prefiero dinero a una camisa que me va a dar igual.

Fuimos a misa con la familia. Ahí estaban mi tía Marisa, Eduardito, mi tío Ricardo y mi Abuelita. La misa es divertida. Yo no soy creyente, o tengo muchas dudas o lo que sea, pero qué divertida es la misa. Esas cumbias que ponen me hacen imposible No participar y cantarlas y disfrutarlas. Saliendo, me regresó el pesimismo de que la cena sería en casa de mi prima Beatriz (no tenía muy buenos recuerdos de las últimas ocasiones, su casa es leeeeeejos y no hay muchas cosas que hacer), aún con el pesimismo fui con la mejor actitud. La pasé chido platicando con Eduardo. No recuerdo por qué Paco no estaba tronando los cohetes de Alejandrito, que la mayoría reventó Eduardo, a mí me daba algo de flojera, sólo los veía. A la vuelta, temprano como suele ser (creo que a las 2), dormí como una piedra.

Este año ocurrió algo curiosón: mi prima no me regaló nada porque pensó que no iba a ir. Eso no es lo que podría decir desagradable, al final la entiendo y está chido. Lo que me jode es la situación referente a la suerte: todos los años me había regalado camisas que generalmente no me gustaban o me daban igual, este año regaló ROMPECABEZAS de varias piezas. ¡Coño! tiene tiempo que no armo uno, pero de cuando en cuando sí se me ha antojado y ¡Paf!, no me dieron. Creo que si me hubiera dado uno, le hubiera "perdonado" sus camisas. Ja. Hay una que creo que jamás me puse y que quizá ya boté.

En fin, los demás días sucedieron sin muchos hechos notables. El día del recalentado apareció mi primo Enrique, que es una botana. Tenía años de no verlo y tenía también un ratote de no reírme tanto como cuando empezó a describir "La cosa espantosa que pusieron en el hotel en lugar de árbol. Parece una garra saliendo del techo." y que "lo peor del caso fue cuando llegó el dueño y lo vio y se le vio la cara de felicidad, de ver su sueño realizado" y jodido, porque cuando lo vi, me volví a reir hasta las lágrimas.

Algún día fui a ver a la banda de prepa y otro fueron a la casa. El día que los vi en casa de Yanez, estaban también Jorge, Oscar Trinidad y apareció Aarón, un tipo con el que jamás había hablado antes, pero no es mala persona. Era chistoso ver a Jorge hacer ese gesto de "ah, su madre, este vato" cuando en ocasiones el Aarón sacaba cosas medio incómodas. Al final ellos se llevan mucho, pero sí se nota que a veces como que le desespera. Regaló una botella de Chivas Reagal. Espléndido muchacho. La neta sí le entré a un whiskeyto en las rocas.

Otros días no hice nada en la casa, bajo la idea nuevamente de que "ps vengo a ver a mi mamá", pero ps mi mamá se va. Como quiera la pasé bien.

Veracruz

Como cada año, me fui para el 31 al puerto, creo que estuve los días 31, 1 y 2. Viajé el 3 de enero, domingo, a mediodía. Sin pena ni gloria pasé por Veracruz, sin llave de la casa y en un martirio tan raro que lo único que me hace ver es que el único culpable soy yo. No estuvo mal que nos tuvieran esperando, hubiera sido decisión mía, como lo fue el 1 de enero que ante la pena y la falta de llave, pues como que me quedé ahí en la casa. Pero el 2, el 2 sí fue NEFASTO porque sí, estuve esperando un ratotototototote, pero estuve esperando porque más o menos cada hora mi papá salía de su cuarto y decía "ya ahorita nos vamos, sólo ..." y así se llevó el día entero. Creo que somos adultos y nada de malo hubiera tenido decirnos: "Nos vamos a ir a las 7 de la noche para dejar a Ángeles con sus amigas, si quieren irse de una vez, chido." Digo, es una opción a salir cada hora de su recámara a decirnos que ya nos vamos a ir. Confianza. Quizá debiera perderla. Moral, quizá debiera dejarla de lado y largarme a Córdoba/Orizaba o algo así. El Papi me invitó a Cardel ya varias veces y pues no voy. Vaya que para navegar en internet y jugar jueguitos pendejos en la computadora, no necesito ir a Veracruz, pues. Puedo hacerlo aquí, como lo estoy haciendo ahorita. En fin, sin pena ni gloria mi estancia en el Puerto. La cena acaso, que estuvo chingona. Ese jamón siempre le queda chingón al don. Vi al Tío Joaquín y a su banda, y a Toño y toda la otra banda.

Qué quitaría: esas esperas absurdas, esa intención de "quedar bien" y hacernos ver como delicados, siendo que no.

A la vuelta en Monterrey creo que no hice nada. Quizá haya ido al cine y contado mis vacaciones a la banda.

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jueves, abril 08, 2010

Pitufina

La última vez que vi a Pitufina, me enamoré de ella.

Todo pasó un sábado, creo que era 27 de febrero, día de la expulsión de los franceses de Tabasco. Desperté sonriendo, porque medio recordaba que había tenido un sueño placentero. Sin embargo, a pesar de mi sonrisa, sentía un hoyo en el pecho, como si algo me faltara. Me levanté, me medio lavé los dientes para ir al seven eleven a comprar unas chokis para desayunar y, cuando iba a ponerme la playera, noté algo raro en mi pecho, justo a mi derecha de mi pezón izquierdo. Ahí se veía la piel como amaderada, un efecto raro. Parpadeé y seguía ahí. Con el índice derecho rasqué mi cuello, cerca de la oreja, y luego lo llevé al punto donde "tenía madera". No, no era madera, se sentía como piel normal, sin embargo, en alguno de los movimientos que hice noté que la luz cambió. "No puede ser". Giré y sí, efectivamente, era como si allí hubiera una especie de pedazo de mi cuerpo por donde la luz atravesaba al otro lado. Es difícil de explicar. No veía mis vísceras, veía el otro lado: el piso, el clóset, mis zapatos. Fui al espejo y, efectivamente, en el reflejo veía el marco de la puerta que da a la recámara y la horrible pared color guinda.

Aún sorprendido, me puse la playera, un pantalón y mis tenis negros con vivos amarillos. Al final fui a la tienda (Kava) porque recordé que en el seven las galletas son más caras. En el breve camino entre el seven y la casa, sólo dejé de tocarme la región de la playera que caía sobre el fenómeno cuando metí la mano derecha a mi bolsillo para sacar dinero. Regresé, comí mis galletas y me acosté en la cama. No me dolía nada, pero me sentía desvelado. Me puse a pensar en qué había hecho la noche anterior y recordaba que había llegado del trabajo y había salido. Recordaba el café iguana y ¡recordé haber visto el reloj a las 3 de la mañana, subido en el taxi! "Qué raro, no recuerdo el lapso entre la 1 y las 3:30". Más raro era porque no había tomado más que un trago de una cerveza ante la insistencia necia de uno de mis cuates. Por otro lado, y sin saber por qué, empecé a recordar mi sueño.

En algún lugar oscuro, probablemente ya no el café iguana sino el Mc, alrededor de la 130, vi a una chica azul, pequeña, de cabello negro. Llevaba zapatillas doradas. Por curiosidad, le pregunté su nombre y me dijo que le dijera Pitufina, Smurfette, Puffette, como le quieran llamar. Se me hizo chistoso que insistiera en la patraña de que ella era azul y una pitufa y no le creí sino hasta que me hizo notar que abajo de sus uñas su piel también era azul. Sorprendido y fascinado, seguí platicando con ella. Insistió en que hiciera el intento de bailar, y como me pareció divertida y me gustó mucho, lo hice. "Pero has de tener unos cincuenta años" "ay, noo, no digas eso, en realidad somos varias y ese es como un apodo común, como su 'chamaco', pero llámame así, está chistoso" No recuerdo mucho de la plática, más allá de que "Te voy a decir una cosita, no somos tan pequeños, pero es un poco, creo, como un estereotipo, porque sí somos chaparros" Estuvimos en el bar hablando naderías, las suyas eran divertidísimas o las hacía sonar así, entre yesbienchidoporques y tevoyadecirunacositas. Tenía también un lado dulce y humano, que, incluso con su insistencia en su maldad no podía ocultar. La noche, como dije, siguió bien.

"Bueno, ya me tengo que ir. Mañana no te vas a acordar de nada." "¡Y ahora?, ¿por qué?" "Porque no. Lo vas a ver como un sueño y listo. Necesitarías algo que te lo recordara." Me explicó que para poder recordarlo había que seguir "un procesito", extraño y ajeno a mi realidad cotidiana, pero me pareció que lo valía, consistía en que ella me tocaría con un dedo y desplegaría una especie de magia magia. Sí, justo donde tenía el ¿hoyo? en la mañana.

Según recuerdo (y según me explicó), así fue como le regalé un pedacito de mi corazón, literalmente. No sé de qué tamaño. Confío en que no haya abusado. Da igual como quiera. También me dijo que la ¿herida? se cerraría en cuanto lo recordara como una realidad. Así pues, tras esa memoria, me levanté la playera y el agujero ya no estaba.

Sólo me queda el recuerdo, porque es improbable que la vuelva a ver.

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Oído al Pasar

(bueno, más bien en la terminal de autobuses, mientras hacía una transferencia de boletos hoy, que cambié mi boleto para más temprano para ir a la boda de Kurt).

Oído al pasar

-Señorita, disculpe, ¿tienen salidas a Sonora?
-Sí, a qué parte
-Es que no recuerdo dónde era, ¿hay varios lados en Sonora?.
...
-¿Y cuánto vale el boleto?
...

Pobrecita :( NECESITA unas clases de Geografía. Y dirán "igual y se refería a que quizá no iban a muchos destinos", pero ps no, en otros comentarios asumí que era como que no sabía bien qué pedo con Sonora.

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Fe No Más

Pues de vuelta a estos rumbos, a ver cuánto me dura el gusto. Realmente no escribo no porque no quiera, sino porque quiero anotar tanto, que me da flojera regresar al tiempo en que hice tal o cual cosa y, por otro lado, no quiero dejar de contar algunas.

De esta entrada no tengo mucho qué decir. Fui a ver a Faith No More el año pasado, el 11 de noviembre. No era un grupo que hubiera oído jamás, sólo sabía de su existencia y punto. Incluso, no pensaba ir.

El día transcurrió normal en el trabajo, hasta el mediodía. Creo que fue uno de esos días tan aburridos que pasé en aquel lugar, un miércoles. Incluso, por aquellas fechas creo que estaba bastante sumido en la desilusión. Como quiera no estoy para hablar de eso. Alrededor de las cuatro de la tarde, quizá un poco más, recibí una llamada de Narváez, que seguro dijo: "qué pedddo, vamos al conciieerto al rato", "chale, pero casi no los conozco", seguro la plática siguió a que Betito nos invitaba. Pues... gratis hasta cachetadas, ¿no?

Fui al inglés y me salí como media hora antes de que acabara la clase, pese a que había llegado quince minutos tarde, el profe comprendió. Empecé a caminar a la oficina para ir a dejar las tarjetas y de regreso al metro un señor llamado Mauricio O Garay, que según trabajaba en Pemex y estaba en un curso me dijo que había dejado su cartera no sé dónde y bla bla bla. Quizá haya sido cierto. Me pidió dinero "prestado" para ir a Santiago, creo (ahí se estaba quedando) y me dio un teléfono al cual se suponía que llamaría al día siguiente. Le conté del concierto y de que no traía mucho dinero. Le pedí el reloj en garantía, y se vio rejego. Yo ya me quería ir y ya me valía madre. Le "presté" 20 pesos y tenía toda la intención de llamarlo al día siguiente (pero lo olvidé). Mi justificación es que el tipo se veía decente y que si lo que me había contado era cierto, a mí también me gustaría que el destino me sonriera así si me pasara.

Llegué a la Arena Monterrey y no mucho después vi a Narváez. Sí, yo iba con mi libro de inglés, porque pretendía creo que hacer la tarea o no sé. Salió Betito y nos dio boletos. Había gente incluso regalando boletos. Cambiamos nuestros boletos de cancha por unos de platea. Aguadones Narváez y Betito, pues. No me pesó cambiarlos porque ps no los conocía. Sólo nos quedamos con uno de cancha y nos sentamos a un costado del escenario.

¡Qué show dieron!, el tipo se me hizo chistosísimo. Todo el concierto estuvo "hablando español". Recuerdo una frase que a alguno que otro no le cayó en gracia: "Es la primera vez que tocamos en México, bueno, fuimos a Tijuana, pero Tijuana no cuenta", o algo así. Seguro habrá quien me corrija. Obviamente no lo dijo así, lo dijo con un acento terrible y seguro omitiendo palabras y buscándolas en el momento, algo así como "Es primera vez que tocar toca mos en México. Ah, están estamos Tijuana pero no cuenta" o qué sé yo.

El tipo se aventó un par de maromas, en una cayó de espaldas en el piso, vistieron máscaras de luchadores (incluso Beto me pasó una liga donde salen en el Martes Nice de la arena coliseo :D). Dijo ser fan de las luchas. Al inicio el tipo salió con un traje plateado y una máscara del fantasma de la ópera, y un bastón. Tiró un varios de los monitores que tenía porque al parecer no le servían y dejó al frente sólo cuatro, acomodados medio en círculo. Él cantaba en medio y corría. Betito y Narváez querían irse en el encore, pero los detuve. Yo incluso quería bajarme a la cancha, pero un poco por no irme y algo más porque tenía el tobillo "tocado", mejor no bajé. Llevaba como dos semanas con el tobillo así. Además, el lugar estaba semi vacío, así que no estaba nada rudo. Yo creo que se llenó la mitad de la cancha.

Casi al final, un guardia de seguridad cargó en hombros al vocalista y éste fue a saludar a varios de los espectadores que estaban pegados a la valla. Recuerdo también que a medio concierto le dijo algo medio ofensivo, o joteó, no recuerdo, con un espectador, que resultó ser un amigo de un amigo.

En fin, un Conciertazo, y Gratis :D. Después de eso no los he vuelto a oír, pero probablemente los iría a ver de nuevo. Rarísima situación. Realmente dieron un espectáculo en todos los aspectos. Creo que el espectáculo "extramusical" me gustó un poco más que el de Depeche Mode.

Y sí, "Fe No Más" lo decía el vocalista seguidón.

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lunes, abril 05, 2010

Blackjack

"En caso de empate, la casa gana"

No sé yo si esta regla esté cayendo en desuso. No hace mucho la vi escrita en una página que hoy he buscado sin éxito.

En alguno de tantos días que he pasado ratos solo caminando, decidí entrar a un localito feo que decía "Casino!" con letras de metal con tubos de neón color azul pastel dentro de cada una. La "a" y la "s" no funcionaban y el signo de admiración parpadeaba. No sé si realmente era la intención que el signo parpadeara o si era que no funcionaba del todo. Tras pensarlo un poco, decidí entrar.

El interior era como entrar a un sueño raro o a una mala película de ficheras: los muros eran negros y había neones a todo lo largo de los muros, ya fuera con forma de ruletas, cartas o dados. El lugar era amplio, pero a pesar del espacio, no había muchas opciones de juego: una mesa de dados, una de ruleta y creo que cuatro o cinco para el Blackjack. Alrededor de las mesas de juego se agolpaban varios mirones y, como sería de esperarse, en las de veintiuno jugaban, por mesa, hasta más o menos doce personas. Al fondo había un espacio para bailar las numerosas cumbias que sonaban y un montón de sillas alrededor de la pista, de aquellas de cuero sintético con aluminio que los renteros de sillas cubren con tela de mantel para que no se vean muy feas.

Así, pues, al son de "Bandolero" fui a aperrar lugar en una mesa de blackjack, donde justo iba saliendo un señor de unos cincuenta años cuyo gesto adusto, que bien podía ser sólo de discreción, me invitó a pensar que no le había ido muy bien.

Entre empujones me senté frente al mesón de plástico con un mantel verde sobre el que el croupier repartía las cartas. Los jugadores se confundían un poco con los mirones más cercanos a la mesa. Las sillas destinadas a la mesa no alcanzaban para todos los jugadores (estaban dispuestas cinco sillas por mesa), pero como quiera no eran del todo necesarias pues incluso algunos de los que ocupaban una silla se levantaban de ella para jugar.

En Blackjack, cada jugador juega contra el croupier y sólo contra el croupier. Ver los juegos de los demás es sólo una curiosidad y, la competencia con ellos es sólo una cuestión de orgullo. En sus juegos vi diecisietes, veintes, veintiunos (no blackjack), quinces, veintidoses, etc. Los vi a ellos contentos cuando ganaban y contentos cuando perdían. El croupier no sólo repartía ases, dieces, ..., con las cartas repartía emociones, esas que sólo el juego da. Generoso, el juego nos repartía oportunidad. A todos aquellos que vi sin blackjacks los vi ganar y los vi reirse del vecino que perdía la mano. El juego, justo, nos abofeteaba de vez en vez con manos perdidas. A veces en una mano perdíamos más de lo que habíamos ganado antes, sin embargo es tal la seducción, que seguíamos enganchados y apostando a ganarle al dealer y disfrutando las victorias y derrotas de los demás jugadores.

Cada vez que me aparecía un as en la primera carta, sentía que el juego mismo me veía con a los ojos, con los suyos negros y grandes y me sonreía, sólo para que a la siguiente carta me tocara un cinco o alguna carta baja. En esas ocasiones no quedaba más que reír de la broma que el juego me aventaba. Jugué incontables manos y gané y perdí varias veces. Probablemente haya salido con poco menos de lo que llegué. Empero, de entre todas las manos que jugué, sólo en cuatro tuve blackjack. A eso había ido yo a la mesa: no es lo mismo ganar con cinco u ocho cartas que suman veinte o veintiuno que con un Veintiuno limpio. Sólo con un blackjack se siente realmente una victoria y yo, aunque perdiera en varias partidas, no había ido ahí a perder.

Esas cuatro ocasiones en que tuve BlackJack, las puedo resumir con la regla de arriba. Esas cuatro derrotas fueron más dolorosas que las demás. El juego te ciega hasta que chocas con el muro de la realidad...en caso de empate, la casa gana.

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