Mi vida errante

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martes, agosto 29, 2006

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viernes, agosto 25, 2006

Día Integral

Así es, como pronostiqué, hoy también fue uno de esos días que, en adelante, llamaré integrales, uno de esos días en que fui a clases de DAE y luego fui al gimnasio. Los días en que vaya al gimnasio no serán integrales porque no acudiré a algún taller de DAE, pero también pueden ser tomados como ejemplares. Oh, quién me viera.

De Antología

El miércoles fue un día para recordar, para ser etiquetado, que se podría definir como raro o, incluso, un parteaguas. Algo que el mundio vio sorprendido y, sorprendido tuvo que aceptarlo: fui al gimnasio.

Así es, fui al gimnasio, y no sólo eso. Asistí a mi taller de DAE, que hace del miércoles un día de antología. La idea es que se repita, pero ninguno será como el primer día; aquél cuando los planetas se alinearon y me dieron el tiempo libre y la voluntad suficientes para acudir a ambas actividades. Teóricamente, hoy habrá de ocurrir nuevamente.

Ayer acudí de nuevo al gimnasio. Admito qu sí estoy envarado, pero no me gusta andarme quejando de eso, no me duela, pero no puedo estirar los brazos. Me cuesta trabajo, como que mis brazos quieren estar retraídos.

Creo que fuera de eso no hay nada más que contar. De mi clase de DAE no hay muchos detalles todavía, seguramente a la larga habré de publicarlos y del Centro Colonial Veracruz es sabido que no puedo decir grandes cosas. No puedo más que sentirme incómodo en él, ya por las botellas de bonafont-dispensadores de jabón o por las otras cosas que comento en vivo con la gente que de repente lee mi blog.

Sobre lo del gimnasio mucha gente se sorprende, pero la cosa es que desde hace bastante había sido una intención, pero por el tiempo o la voluntad nunca había acudido. Finalmente convergieron la voluntad y el tiempo y, si todo sale bien, estaré yendo con frecuencia. Digamos que depende de mis profesores.

domingo, agosto 13, 2006

Oportunidad

Entró el ciudadano a una habitación para laborar, bajo la promesa de no demorar mucho. Afuera la fiesta seguiría, pero era un compromiso el que aquél se había hecho. Entró y comenzó sus labores. Poco después entró ella. ¿Qué la habría movido? Él nunca lo supo; probablemente ella tampoco.
Era un hecho que el ciudadano sentía atracción por ella y que aquella era la ocasión casi perfecta y que probablemente jamás se repetiría. Ahora se encontraba un poco distraído y nervioso; quizá tardaría más de lo prometido. ¿Un beso? No era posible, incluso con todas las ganas que el ciudadano sentía, motivadas por la atracción hacia la chica. Se sentía tentado. No supo si esquivaba la tentación por fidelidad, por lealtad o para que no fuera a ser tomado como un idiota. Tardó un poco más en realizar sus labores que en una situación normal, debido a los nervios, sin embargo acabó y salieron ambos del estudio. Él se sintió aliviado por un lado y quizá melancólico por otro: quizá nunca volvería a tener una oportunidad igual. La celebración siguió. A los pocos días el ciudadano desapareció sin dejar rastro.

notas:

Originalmente desaparecía la chica, mas sería algo soso y esperado a mi gusto. El hecho de que sea el ciudadano quien desaparece siento que provoca cierto desorden. Desaparece por lo que usted quiera, el destino lo ha movido del lugar simplemente. Agregar la razón encasillaría (originalmente pensé ponerla, pero cerraba la historia, guerra civil, se enlistó en el ejército; cualquier cosa hacía que la historia perdiera algo).

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La Primera Semana

Fue simpática. Cambiamos el horario de una clase, eso a mí me benefició en gran medida, no es lo mismo entrar 3 días a las 7 que entrar los 5 a las 7. Sin embargo, tomé una medida importante tras faltar a la primera hora de mi segundo día de clases y llegar tarde el miércoles: me bañaré en las noches para dormir un poco más en las mañanas, funciona, así hice los últimos dos días.
Llevo las 6 materias reglamentarias y, con el cambio de horario, los lunes y jueves sólo tengo una hora y media libre. Es excelente.
El miércoles fuimos a comer con Manolo, comimos en La Balsa. Es un lugar increíble. Es una cantina típica que en otros tiempos o quizá en las noches, ha sido de "mala muerte". Sólo hay baño de hombres y tiene uno de esos canalitos junto a la barra que son para orinar (como en El Nivel). Es la segunda vez que voy. La comida es deliciosa. Siempre que veo a Manolo me da mucho gusto, siempre tiene algo que contar. Sólo fuimos Camacho (un rato nada más), Kart, la Botana, Manolo y yo. Salimos de ahí como a las cuatro. Llegué a mi casa y terminé de leer la Odisea.
El jueves hubo comida gratis. Comí cinco tacos. Como que era poca comida. Eran tacos de guisado. Podría haber sido mejor. Me inscribí en canto, mi meta era estar en alguna actividad cultural para participar en algún evento (si lo había) fuera de la ciudad, un festival de las artes o algo, sin embargo resultó que el festival de las artes será aquí en Córdoba, ni modo; pero en algún evento estaré.
Aprovechando las tardes libres de la primera semana, leí y el viernes (finalmente) me di la opurtunidad de visitar el Museo de Arte del Estado (de Veracruz), en Orizaba. Me gustó. Las pinturas son bonitas, sin embargo si llega a ser tedioso que la gran mayoría son retratos o paisajes y, como las de Diego Rivera están prestadas para una exposición en el D.F., en las salas dedicadas a aquél los dibujos son bastante vacíos (son como los modelos de cada tipo de personaje que más adelante usaría, un ejemplo sería el cargador, en el dibujo sale sólo el cargador con fondo blanco y nada alrededor). Lo destacable de los dibujos es que son de Diego Rivera, pero siendo estricto, son un poco simples. Es raro haber visto el original de algunas pinturas que salen en los libros de historia, es el caso de "Combate en San Juan de Ulúa", o alguna de las de José María Velasco. El museo vale la pena, y seguramente la vale más con las de Diego Rivera, pero bueno, será hasta diciembre que las regresen. Espero ir. Tras la visita, regresé a mi casa y vi "El Padrino". Me arrepentí de no sacar la trilogía (saqué El Padrino, el Episodio 3 y Dunas), en otra ocasión será.

Inhumanidad

No recuerdo si fue el jueves 10 ó el miércoles 9 cuando, caminando rumbo a mi casa en aquel día lluvioso vi un perrito que, se notaba, se había fugado de su casa hacía ya algún tiempo. Era un Rottweiler. Fui al centro, regresé y ahí seguía. Sentí lástima, estaba cundido de garrapatas. Si viviera completamente solo muy probablemente me lo hubiera llevado. Es un hecho que era manso sólo por necesidad, pues al acercarle la mano y tocarlo frunció la boca, mas no se atrevía a atacarme; no le ladraba a ningún transeúnte. Tenía una mancha de sarna en el lomo. Sentí lástima. Pensé que podría ser Max, un perro de los señores que se fugó hace como dos meses: no se veía como recién fugado. Hice lo que creí mejor: fui a ver a la señora y le dije que podría irlo a ver, que si no era Maxi podría sustituirlo. Y como que sí lo pensó, pero cuando le comenté que tenía garrapatas y un poco de sarna, como que le dio asco y me dijo que mejor no. Le dije algo y ella me dijo que cuando llegara Jaime, al ir a darle de comer a la perra, me dirían para ir a verlo. Creo que fue más bien como para que no pensara de mala manera. No fueron. Creo que la señora fue injusta hacia el perrito, casi me dice "pues ya que se muera" (cuando le dije que tenía sarna), creo que la sarna y las garrapatas es lo único que separan a ese can de los que ellos tienen. La que habita conmigo es un ejemplo claro, está flaca y es usada como una máquina de reproducción. Asumo que en cada celo la cruzan. Le dan de comer una vez al día (si se acuerdan). En alguna ocasión propuse darle yo de comer, era mejor, pues al menos era seguro que todos los días le daría; creo que no les pareció. Jamás la han bañado. Está tan flaca como el perrito que estaba en la calle. Incluso recuerdo que Max, a quien la primera vez que vi lo vi enorme y bien alimentado, la última vez que lo vi estaba ya flaco. No sé si sea porque no comen bien o porque no les dan cariño. Quizá uno dirá "¿y por qué no lo cuido yo?", realmente no me atrevo, pues cuando vea esa clase de cosas inhumanas, si desarraigado a ella siento feo, si me encariño me va a molestar más. Cuando me vaya de aquí sentiría feo al dejarla y es también un hecho que no la puedo cuidar, estoy en la casa sólo en la noche y a veces los fines de semana.

Del Bautizo y Cosas Peores

El viernes 28 acudí a jugar boliche; en esa ocasión fuimos cuatro personas: Manolo y su novia, Joel y yo. Volviendo al punto de que soy pésimo jugando boliche, de los dos juegos que jugamos, en uno perdí de manera arrasante y en el otro, quizá por un milagro, quedé apenas por encima de la novia de Manolo.
Antes que pasara nuestro turno, y mientras esperábamos mesa, me encontré a tres personas que estudiaron conmigo la primaria, iban con una chica llamada Adriana. A las tres las había visto en anteriores ocasiones pasando por la vida.
Reconozco que a uno, la última vez que lo vi fue estando en la prepa, él tenía una novia en mi escuela (que por cierto era atractiva: morena, de ojos verdes y cuerpo atlético). Puedo decir que no lo reconocí porque no tiene la complexión de la última vez que lo vi y, por ello, primero pensé que era otro excompañero y luego pensé que era solamente el novio de alguna de ellas. No fue sino hasta que ya estaba saludando a la comitiva que lo reconocí. Me sentí apenado de no reconocerlo. Creo que a él lo cuento entre la gente que, cuando te ve, te saluda como si te hubiera visto ayer. Es la clase de gente que consideraría grata.
A la segunda, quien me saludó cálidamente, creo que sólo la había visto caminando por la vida dos veces: una en secundaria, en un concurso en el que, por cierto, gané (no me quedé a la premiación porque mis compañeros decidieron irse, probablemente a sabiendas de que no habrían quedado entre los primeros lugares, pero oí cuando vocearon a los ganadores; creo que ella quedó en segundo), otra vez en una plaza y probablemente en un concurso de himnos nacionales (en el que participó un improvisado coro conformado por 20 de los 30 estudiantes de la secundaria del CUT).
A la tercera, debo haberla visto más veces que a los dos anteriores, y probablemente no me acuerdo de alguna. De entre las que recuerdo están un concurso de himnos nacionales (donde participó penosamente el CUT), creo que la vi en alguna de las veces que debo haber ido a FEF (un "movimiento católico" al que acudía mi hermana y tras varios meses de que mi mamá me pidió que fuera acudí; acudí no sé si 2, 3 ó 4 veces y me desesperó; no volví a ir más que a buscar a mi hermana) ya a buscar a mi hermana o ya al catecismo; otra ocasión fue una en que iba yo en un taxi rumbo a la escuela (nos detuvo el semáforo) y ella y su papá estaban parados junto al pie del semáforo, otras dos fueron en una plaza. En ambas ocasiones iba yo con mi famosísima exnovia. Incluso recuerdo que en una me dijo "allá va la prima de Pamela" y volteé. En la otra iba ella con un vato y yo con mi novia.
De las últimas dos personas, debo decir que no las saludé en ocasiones anteriores y de hecho me comentaron algo referente a que desde que me salí de esa escuela no me habían vuelto a ver. Es loco, pues yo sí las vi en otras ocasiones. Si no las saludé en aquellas ocasiones es porque tengo la idea de que hay quienes se vuelven pesados, sobre todo en el caso de las chicas. Más si participan en algún concurso de belleza o aparecen en el periódico o estudian en x, y ó z instituto. Y, asumiendo que fueran pesadas, pensaba yo en ahorrarme una grosería de parte suya, más porque me pasó con un excompañero de esa misma escuela y me resonó en esa ocasión un "uno piensa que al otro le da el mismo gusto que a uno" y no necesariamente es así. Sin embargo, ahora me importa un bledo si me hacen una grosería. Si la hubieran hecho, que no fue el caso y que de hecho fue totalmente opuesto, qué importa; probablemente me hubiera reído de un acto tan arrogante, mientras en aquella ya lejana ocasión me sentí molesto o hasta triste. Esa es una razón, la otra es que cuando iban con vato, pensaba que sería impropio saludarles.
Tras el boliche (creo que no hay mucho que contar, Manolo ganó un juego y Joel otro; yo no hice chuza alguna y perdí en una ocasión) fuimos al festejo del cumpleaños de Dieguito, llegué de eso algo tarde.
El domingo 30 fue el bautizo de un sobrino. Se me usó de fotógrafo. Incluso en una ocasión en que iba a tomar una foto el padre me vio feo, como que me le atravesé, pero era eso o que la familia me reclamara que tomé pocas fotos. Fue incluso hasta cómico el momento en que mi prima me dijo que no salió ninguna foto de las que tomé (yo creo que alguien las borró, pues yo sé que sí las tomé y bien, pero ni pedo, si no las tomé, ni modo).
El miércoles llevamos a Tyra al veterinario. Le quitó una verruga que tenía en la mano (pata delantera) izquierda, durmió toda la tarde, como que haber sido anestesiada la cansó y probablemente le dolía la herida. En la noche acudí a ver con Daniel "los piratas del caribe: el cofre de la muerte", me gustó mucho más la primera, recuerdo que lo más interesante de la película era la actitud tramposa y gandaya del capitán Sparrow. Claro, el hecho de que fuera una película boba de aventuras era otro atributo positivo, pero repito que lo mejor de la película era el personaje del capitán (tramposo, egoísta y gandaya) y en la segunda parte no participó mucho, por lo que la trama se siente un poco lenta. No niego que me haya gustado, pero la primera me pareció mucho mejor.
El jueves fui a la playa. Me quemé. Traté a un vato simpático y a uno que estaba borrachísimo, el segundo era algo fresa, pero me pareció simpático. Además de los seis que ya conocía y que fueron quienes me invitaron. El día fue bueno.
El viernes vi a una tía y a un primo y más tarde acudí a jugar boliche con Daniel y Joel. Nuevamente hice gala de mi torpeza en el juego, pero pareció como si hubiera mejorado, pues en los tres juegos tuve una puntuación mayor a cualquiera de las que había tenido en la ocasión anterior. Prefiero el billar. Soy quizá un poco menos malo, sin dejar de serlo, sin embargo es mucho más barato. Saliendo del boliche nos dirigimos a un antro, ahí estaba otro vato. Es un hecho, prefiero otra clase de lugares a los antros, pero bueno, de cualquier modo me entretienen. Estuvimos ahí un rato y, posteriormente, se suponía que iríamos a otro por disposición del cuarto integrante y su hermana. Daniel ya no fue al segundo bar, sin embargo me llevó. Ahí estaban ya Joel y Xiomara (la hermana del vato, que por cierto me pareció bastante simpática). No entramos, nos fuimos a cenar jochos. Cenamos y estuvimos un ratote en el lugar de los jochos. Llegué a mi casa y dormí.
El sábado, mi último día, estuve en la casa. Llegó a comer la familia. Fue en esa ocasión cuando me enteré de que las fotos no habían salido. El día fue bueno, pero en la noche, cuando me iba, me entró la nostalgia. Es de pensarse que las siguientes tres veces en que vaya serán ahora sí de las últimas, pues me quedarán sólo dos navidades, dos semanas santas y un solo verano. Tyrita no había salido al recibidor a despedirse. Poco después mi mamá me dijo, que de hecho, lo estaba.
El domingo 6 estaba yo en córdoba a las 6 de la mañana. El autobús salió puntual y llegó puntual. El viaje duró 6 horas. Salí a las 2322 y llegué a Córdoba a las 5:23 del domingo. Me dieron las 6 en lo que tomé el taxi, llegué a mi casa y me acosté a dormir.