Ensayos
Para el concurso debo asistir a algunos ensayos. Está bien. La idea es que nos preparen para que mejoremos, que nos corrijan en lo que fallamos. A los ensayos asiste la maestra de canto y debe decirnos nuestros errores. Originalmente el concurso iba a ser hoy 28. El evento fue pospuesto para el 14 de marzo por aquello de que una semana, que implicaba sólo el ensayo cero (sólo fue para hacer ejercicios de respiración y vocalización y elegir la canción) que fue el martes 21, un ensayo ya con la canción que fue el jueves 23, otro ensayo el sábado 25 y un ensayo el lunes 27 que sería con micrófono y ya con interpretación, era poco tiempo para prepararlo (el evento).
Pues bien, esta es la historia de los ensayos.
Ensayo cero: Bien.
Ensayo uno: el viernes, tras el fracaso del jueves, asistí a mi ensayo. Sí, sí fue sin la maestra de canto. El ensayo empezó tarde porque quien me guiaría llegó cuarenta minutos tarde. Estaba enchilado, en parte por lo del jueves y en parte por lo del viernes, estaba enchilado. Peor fue cuando la máxima autoridad del departamento que organiza me vio de casualidad y me preguntó "¿Cómo estás?" No debió hacer la pregunta. Estaba yo alteradísimo por los errores de planeación y pues le dije cómo estaba.
Ensayo dos: el sábado llegué y todo pintó bien. El ensayo comenzó puntualmente y, si no me fui temprano fue por la única idea de que decidí oir a todos los que cantaron (todos cantamos dos veces). Sin embargo, siento que no me ayudó bastante, sólo me dijo: "te adelantas", pero no me dio una solución que me sirviera, me dijo, si mal no recuerdo, "guíate por la batería" (¿y luego?, si me adelanto es porque no sé hacerlo). Fuera de eso estuvo bien. Nos avisaron de la posposición del evento y se nos citó a ciertas horas el martes. Luego del ensayo fui a jugar billar con Marco, el Mono, y Pancho (que llegó un rato después) hasta las once de la noche, fueron como dos horas.
Ensayo tres: llegué, como fui citado, a las cinco de la tarde. La maestra no había acabado con los compañeros de las 16:30, así que esperé. A las 17:20 o 17:30 me tocó pasar y cantar tres veces, me hizo (la maestra) que dos o tres anotaciones y listo, ya podía irme. Me dijo: "Te sigues adelantando" y me dijo que "escuchara la música", no sé, creo que eso ya lo sabía, pero si no me dice alguna técnica o algo, para no adelantarme, la interpretación seguirá dependiendo del azar y a veces me adelantaré y otras no. Además, creo que con tres intentos por ensayo (solamente) no avanzaré gran cosa. Estoy consciente de que no soy el único, pero ¿tres intentos y la misma anotación del otro día? no me mueven gran cosa. Sí, del final me dijo "son ocho tiempos entre cada cambio de voz", debo admitir que eso me ayuda bastante, pero sigo sin ir con la música y dependiendo de mi humor o el azar, no sé qué sea.
"Nos vemos el martes" La sentencia final. ERROR mío: al enterarme de la noticia del cambio de fecha - ilusamente - pensé que tendríamos, al menos, cuatro ensayos más (uno hoy martes, uno el jueves, y otros dos en días iguales la semana que viene).
Como le comentaba a Luis (y él fue quien me dio la palabra más adecuada: desmotivar), no es que me molestara en el ensayo, desmotiva pensar que uno no avance y no sea ayudado a corregir en los errores frecuentes. Si uno está siendo asesorado a la hora de hacer algo, el asesor debe decirte alguna maña para mejorar en tu actividad, sobre todo en los errores más frecuentes: si una o pocas veces te caes de lado de la bicicleta, una vez que te lo digan basta; si te caes para atrás frecuentemente, te tienen que decir una maña o algo que te ayude a corregir esa manía.
Pues bien, esta es la historia de los ensayos.
Ensayo cero: Bien.
Ensayo uno: el viernes, tras el fracaso del jueves, asistí a mi ensayo. Sí, sí fue sin la maestra de canto. El ensayo empezó tarde porque quien me guiaría llegó cuarenta minutos tarde. Estaba enchilado, en parte por lo del jueves y en parte por lo del viernes, estaba enchilado. Peor fue cuando la máxima autoridad del departamento que organiza me vio de casualidad y me preguntó "¿Cómo estás?" No debió hacer la pregunta. Estaba yo alteradísimo por los errores de planeación y pues le dije cómo estaba.
Ensayo dos: el sábado llegué y todo pintó bien. El ensayo comenzó puntualmente y, si no me fui temprano fue por la única idea de que decidí oir a todos los que cantaron (todos cantamos dos veces). Sin embargo, siento que no me ayudó bastante, sólo me dijo: "te adelantas", pero no me dio una solución que me sirviera, me dijo, si mal no recuerdo, "guíate por la batería" (¿y luego?, si me adelanto es porque no sé hacerlo). Fuera de eso estuvo bien. Nos avisaron de la posposición del evento y se nos citó a ciertas horas el martes. Luego del ensayo fui a jugar billar con Marco, el Mono, y Pancho (que llegó un rato después) hasta las once de la noche, fueron como dos horas.
Ensayo tres: llegué, como fui citado, a las cinco de la tarde. La maestra no había acabado con los compañeros de las 16:30, así que esperé. A las 17:20 o 17:30 me tocó pasar y cantar tres veces, me hizo (la maestra) que dos o tres anotaciones y listo, ya podía irme. Me dijo: "Te sigues adelantando" y me dijo que "escuchara la música", no sé, creo que eso ya lo sabía, pero si no me dice alguna técnica o algo, para no adelantarme, la interpretación seguirá dependiendo del azar y a veces me adelantaré y otras no. Además, creo que con tres intentos por ensayo (solamente) no avanzaré gran cosa. Estoy consciente de que no soy el único, pero ¿tres intentos y la misma anotación del otro día? no me mueven gran cosa. Sí, del final me dijo "son ocho tiempos entre cada cambio de voz", debo admitir que eso me ayuda bastante, pero sigo sin ir con la música y dependiendo de mi humor o el azar, no sé qué sea.
"Nos vemos el martes" La sentencia final. ERROR mío: al enterarme de la noticia del cambio de fecha - ilusamente - pensé que tendríamos, al menos, cuatro ensayos más (uno hoy martes, uno el jueves, y otros dos en días iguales la semana que viene).
Como le comentaba a Luis (y él fue quien me dio la palabra más adecuada: desmotivar), no es que me molestara en el ensayo, desmotiva pensar que uno no avance y no sea ayudado a corregir en los errores frecuentes. Si uno está siendo asesorado a la hora de hacer algo, el asesor debe decirte alguna maña para mejorar en tu actividad, sobre todo en los errores más frecuentes: si una o pocas veces te caes de lado de la bicicleta, una vez que te lo digan basta; si te caes para atrás frecuentemente, te tienen que decir una maña o algo que te ayude a corregir esa manía.