Mi vida errante

cha cháaaan

martes, febrero 28, 2006

Ensayos

Para el concurso debo asistir a algunos ensayos. Está bien. La idea es que nos preparen para que mejoremos, que nos corrijan en lo que fallamos. A los ensayos asiste la maestra de canto y debe decirnos nuestros errores. Originalmente el concurso iba a ser hoy 28. El evento fue pospuesto para el 14 de marzo por aquello de que una semana, que implicaba sólo el ensayo cero (sólo fue para hacer ejercicios de respiración y vocalización y elegir la canción) que fue el martes 21, un ensayo ya con la canción que fue el jueves 23, otro ensayo el sábado 25 y un ensayo el lunes 27 que sería con micrófono y ya con interpretación, era poco tiempo para prepararlo (el evento).
Pues bien, esta es la historia de los ensayos.
Ensayo cero: Bien.
Ensayo uno: el viernes, tras el fracaso del jueves, asistí a mi ensayo. Sí, sí fue sin la maestra de canto. El ensayo empezó tarde porque quien me guiaría llegó cuarenta minutos tarde. Estaba enchilado, en parte por lo del jueves y en parte por lo del viernes, estaba enchilado. Peor fue cuando la máxima autoridad del departamento que organiza me vio de casualidad y me preguntó "¿Cómo estás?" No debió hacer la pregunta. Estaba yo alteradísimo por los errores de planeación y pues le dije cómo estaba.
Ensayo dos: el sábado llegué y todo pintó bien. El ensayo comenzó puntualmente y, si no me fui temprano fue por la única idea de que decidí oir a todos los que cantaron (todos cantamos dos veces). Sin embargo, siento que no me ayudó bastante, sólo me dijo: "te adelantas", pero no me dio una solución que me sirviera, me dijo, si mal no recuerdo, "guíate por la batería" (¿y luego?, si me adelanto es porque no sé hacerlo). Fuera de eso estuvo bien. Nos avisaron de la posposición del evento y se nos citó a ciertas horas el martes. Luego del ensayo fui a jugar billar con Marco, el Mono, y Pancho (que llegó un rato después) hasta las once de la noche, fueron como dos horas.
Ensayo tres: llegué, como fui citado, a las cinco de la tarde. La maestra no había acabado con los compañeros de las 16:30, así que esperé. A las 17:20 o 17:30 me tocó pasar y cantar tres veces, me hizo (la maestra) que dos o tres anotaciones y listo, ya podía irme. Me dijo: "Te sigues adelantando" y me dijo que "escuchara la música", no sé, creo que eso ya lo sabía, pero si no me dice alguna técnica o algo, para no adelantarme, la interpretación seguirá dependiendo del azar y a veces me adelantaré y otras no. Además, creo que con tres intentos por ensayo (solamente) no avanzaré gran cosa. Estoy consciente de que no soy el único, pero ¿tres intentos y la misma anotación del otro día? no me mueven gran cosa. Sí, del final me dijo "son ocho tiempos entre cada cambio de voz", debo admitir que eso me ayuda bastante, pero sigo sin ir con la música y dependiendo de mi humor o el azar, no sé qué sea.
"Nos vemos el martes" La sentencia final. ERROR mío: al enterarme de la noticia del cambio de fecha - ilusamente - pensé que tendríamos, al menos, cuatro ensayos más (uno hoy martes, uno el jueves, y otros dos en días iguales la semana que viene).
Como le comentaba a Luis (y él fue quien me dio la palabra más adecuada: desmotivar), no es que me molestara en el ensayo, desmotiva pensar que uno no avance y no sea ayudado a corregir en los errores frecuentes. Si uno está siendo asesorado a la hora de hacer algo, el asesor debe decirte alguna maña para mejorar en tu actividad, sobre todo en los errores más frecuentes: si una o pocas veces te caes de lado de la bicicleta, una vez que te lo digan basta; si te caes para atrás frecuentemente, te tienen que decir una maña o algo que te ayude a corregir esa manía.

jueves, febrero 23, 2006

Playeras Gratis.

Pues bien, en algún momento a alguien en mi escuela se le ocurrió hacer un concurso llamado T*c Idol el semestre pasado (sí, no se equivoca usted, un american idol con alumnos de mi escuela). No sé cuántos se hayan inscrito. Lo de la inscripción (audición) lo digo porque, para motivar a la gente, en esta ocasión (la segunda) a alguien se le ocurrió regalar playeras a quien fuera a la audición. "¡A huevo, playeras gratis!" Cuanta razón tenían los guionistas de Pynky y Cerebro en el capítulo del mundo de papel maché: las playeras gratis son una estrategia brillante para el movimiento masivo. Así fue que entré a la audición y canté parte de "el puñal y el corazón", yo me sentía nervioso y apresurado por aquello de que quería mi playera. El lunes, por aquello de que no falla que un profesor mande algún correo con tarea de última hora, decidí checar mi correo escolar. No hubo tarea de última hora, pero me encontré con que fui elegido para el concurso. Sí, yo. Y pues me dio mucha risa. No niego que me dio gusto, era algo absolutamente inesperado y nada planeado. Fue raro cuando vi, el lunes en la agenda que dan en la escuela, que el concierto sería el martes 28.

El martes fue el primer ensayo, sería bien denominarlo ensayo cero, pues sólo fuimos a elegir una canción, la maestra nos puso unos ejercicios de respiración y determinó los rangos vocales de los participantes.

Hoy, jueves 23, fue mi segundo ensayo, teóricamente sería más formal y orientado a la canción que cantaríamos el martes (originalmente la maestra nos daría la canción, pero alguien preguntó si no podríamos elegirla y ella accedió. Elegí Penélope, pues dije primero Kumbala, Sí (Enrique Bunbury) y alguna otra y no tenían las pistas y pues ya el tiempo está encima como para que la consigan. La maestra me había propuesto Persiana Americana, pero yo me opuse porque un vato cantará "de música ligera"). Pues llegué yo temprano al ensayo 1. Pasó el primer vato que ensayaría y cantó Santa Lucía, luego la maestra me llamó. Oh, sorpresa, la pista no era hecha con la de Diego Torres, claro que yo no sabía qué seguir. La maestra me dijo "sigue la batería" (cosa que no sé hacer) y bueno, ya ahí medio tratando la seguí. Cuando llegué a la línea 16 de 45, se cortó la pista. Me habían otorgado una pista para practicar en mi casa; tampoco jaló. Se cortó en el mismo lugar. Creo que, de los presentes fue el único que no ensayó. Regalé 45 minutos que hubiera podido aprovechar en otra cosa (no los aproveché porque me fui a los 45 minutos de iniciado el ensayo, pues yo no podía hacer más que ver a los compañeros, la verdad es que me emputé por ello). Ahora tengo que ir mañana a las 10 (en las 3 horas libres que tengo) a ensayar, de entre otras molestias, está el hecho de que no sé si estará la maestra de canto. Estará el director de difusión cultural, pero no sé si la maestra. Según serían (sin contar el ensayo del martes) tres ensayos, de los cuales ya uno sería para afinar las cuestiones del sonido, no de nosotros. Bueno, para mí, el ensayo de hoy fue un fracaso, pues mal que mal me sé la letra, pues me la consiguió Luis ayer y sí, me equivoco, pero eso invariablemente pasa. A ver qué pasa mañana.

viernes, febrero 10, 2006

Reflexión

Ayer una amiga me dijo que había muerto una amiga suya. Me impresioné, cuando uno se entera de algo así, no deja de pensar en la muerte.

Un día hace ya algún noté que no le temo a la muerte, que lo único que me preocupa de ella es lo que podría preocupar a quienes me quieren o les preocupo. Si me voy a morir no está en mí. Uno no sabe cuándo o cómo morirá. Lo único que me gustaría es que mi muerte no fuera dolorosa, y que para los que se preocupan por mí no fuere un pesar. Siempre está uno en peligro de muerte sin necesariamente saberlo. Podría ir en un vehículo a 400 kilómetros por hora y que no me pasara nada y que un día sentado dentro de la escuela se derrumbara el edificio sólo porque sí y morirme. Es ahí donde todas las ideas sobre azar son un poco descartadas, y uno piensa en el destino, Dios y todas esas cosas que proponen que nuestras vidas están preescritas.

Hay quien dice que si uno va en exceso de velocidad uno busca su muerte. Yo pienso diferente, si es mi momento, me moriré aunque esté sentado en mi casa.

Insisto en que lo único que me preocupa, o incluso me da miedo en mi muerte, es el daño o pesar que pudiera causar a las personas que me aprecian (no lo digo por egolatría, sino porque probablemente a alguien le duela más o menos que a otros y porque se sabe luego de gente a quien se le muere un ser querido y se ve triste o cambia su vida). En cualquier momento puede ser el momento de morir. Uno no lo sabe, pero si lo es, lo es y ya.

Ojalá estén mejor los que apreciaban a esa chica.

Más tarde aún

Pues también debo anotar que este semestre se salió de la escuela el barbado, por razones de fuerza mayor. Quizá debí anotarlo cuando pasó, pero no había sentido esa necesidad de anotar lo que agrego hoy al blog en un momento oportuno. Lo agrego para en un futuro leerlo y recordarlo, y saber en qué semestre fue. Incluso, al Barbas lo ayudamos a tratar de salvar su depósito de renta, por eso es más tarde que lo de Manolo. Lo de Carlos debe haber sido como el diez de diciembre.

Ni pedos.

Capacidad Conceptual

Parafraseando algunos conceptos de una de mis materias de este semestre:
Un administrador debe tener tres habilidades: la técnica, la humana y la conceptual. Un directivo debe tener una gran habilidad conceptual, esta consiste en que puede ver a la institución como un todo y conocer con anticipación las repercusiones que puede tener una decisión.

Además de la ofensa al gremio, del mal paso dado por lo que representa Manolo, debo decir que es la quinta semana de clases y aún no puedo hacer algunos exámenes que cuentan para alguna materia que llevo. Cuestión conceptual.

Algo tarde

Pues en esta semana recibí una noticia desagradable sobre una persona a quien respeto bastante. Quizá este texto debí escribirlo hace mes y medio, cuando me enteré de que ya no lo encontraríamos en la escuela a nuestro regreso. Sí, en el momento fue como un balde de agua fría, y la de ahora no se queda atrás. Creo que la decisión tomada en aquel tiempo fue absurda. Creo que fue uno de los peores tropiezos que pudieron tener, la decisión fue tomada como una ofensa hacia el gremio; pero fue tomada y era irreversible. Tan irreversible, que ahora la finiquitaron.
En una plática que tuve hace poco, quien platicaba conmigo me comentó que "no sentía alma mater" de nuestra parte. Es cierto. Creo que yo soy de las pocas personas que tienen algo cercano a ese sentimiento de "alma mater" hacia mi escuela, y créaseme: es poca o nula y lo explico más adelante.
Del sentimiento de Alma mater, yo creo que no lo tengo por la escuela o lo que me da, sino por la gente. La persona afectada era quizá una de las razones que más me arraigaban a este lugar.
Arraigo. Arraigo hacia un lugar es para mí un lazo hacia el lugar. El zorro decía que domesticar "es crear lazos", creo que el lazo creado es el arraigo. Me domesticó la región. Ahora, el arraigo hacia mi escuela era en gran parte hacia esta persona. Es y será como nuestro "dador de conocimiento", que es como lo vemos. Sí, tenía métodos poco tradicionales de enseñanza, pero también es cierto que eran métodos que te permitían crecer y no achicarte. Funcionaba bastante como la teoría habla de los jefes que puede tener uno en una empresa. Había que entregarle y ya, cómo lo hiciéramos, no importaba... ahí estaba el plazo y había que hacerlo.
Quizá el alma mater nos lo daba El Profesor. Ahora, sin El Profesor, no siento el lazo hacia la institución. Él era parte de la institución y, probablemente por eso, existía el arraigo hacia ella. Es como un puente que une dos ciudades. Si se rompe el puente, están separadas. El río las separa.
Del arraigo con la gente, si el puente se rompe, puedo ir hacia las ciudades de mi lado del río.
Así es, no más Compara y Contrasta aquí ni en ningún otro brazo de la institución.

Típicamente, ¡listo?, ¡ya quedó?, oke, el plumón giratorio y las manos sacudidas quedarán sólo como simples recuerdos para nosotros. Todas esas cosas que típicamente veíamos nuestras clases.

Gracias Manolo.