Cascadas
Generalmente, mi mamá dice que "las bendiciones (le) llegan en cascada", refiriéndose a que a ella siempre le va bien, o que cuando le va bien, TODO le sale. Debe ser ella muy optimista o yo muy pesimista o muy dramático: en mi mundo, generalmente no pasa eso; es más, no sólo no pasa, sino que NO PASA. Acaso si pasa es a la contraria y, de buenas, no es en cascada: las desilusiones, tristezas o preocupaciones (o mezclas) vienen de perdida de dos en dos o de tres en tres.
Volviendo al pesimismo, pudiera ser un problema de gusto. Es quizá que mi vida sea tan fácil que ante cualquier punto negro, en lugar de darle la vuelta como le hago a situaciones que se me compliquen en la vida laboral (o académica en su momento), decida tomar tal situación y darle todas las vueltas posibles y, con ello, quizá más importancia o interés del que realmente mereciera. Esto, quizá a fin de aferrarme a una situación que a futuro me ponga a pensar que mi vida valió de algo o para aprender de ella y "ganar la experiencia" que tanto decía mi tía cada vez que perdía el equipo de básquet en que participábamos mi primo y yo -por cierto el 90% de los partidos. Vaya, de algo pequeño sacar algo grande.
En ese momento (en que aparece una situación) es que generalmente se enfrentan al menos dos de mis "yos", siempre vecinos de aquellos que sólo se hablan cuando necesitan participar de un asunto: poner un muro en la avenida, un tope, reclamar al municipio, pedir una tacita de azúcar. Todos los vecinos participan siempre en la fiesta de mis yos, pero aquellos dos son especiales, siempre antagónicos, en la mayoría de las situaciones conviven entre ambos con la misma hipocresía de un par de políticos que van por La Silla, dentro del mismo partido. Sin embargo, en ciertas situaciones muestran sus dientes el uno al otro, discuten, vociferan, agitan sus brazos; todo para que, como generalmente, aquél que vio las cosas desde un punto de vista más amplio, simple y basado en el mundo y la lógica, y no sólo en confiar y/o querer confiar -el sagaz, el que cuestiona y probablemente puede generar problemas-, tenga al final la razón.
Y no sólo se sabe victorioso sino que, como todo mal ganador, al final de su cruzada señala al otro, se burla y le dice "¿Ves? Tenía razón" todas las veces que puede mientras el más amable sólo puede responder "Yo tengo fe", a modo de consuelo y confiando en que en alguna de esas malasapuestas él podrá reprocharle al primero, sólo quizá menos burlón -al amable, si las cosas marchan bien, realmente le importa un rábano que el sagaz haya tenido razón al principio, al final todos salen beneficiados.
Volviendo al pesimismo, pudiera ser un problema de gusto. Es quizá que mi vida sea tan fácil que ante cualquier punto negro, en lugar de darle la vuelta como le hago a situaciones que se me compliquen en la vida laboral (o académica en su momento), decida tomar tal situación y darle todas las vueltas posibles y, con ello, quizá más importancia o interés del que realmente mereciera. Esto, quizá a fin de aferrarme a una situación que a futuro me ponga a pensar que mi vida valió de algo o para aprender de ella y "ganar la experiencia" que tanto decía mi tía cada vez que perdía el equipo de básquet en que participábamos mi primo y yo -por cierto el 90% de los partidos. Vaya, de algo pequeño sacar algo grande.
En ese momento (en que aparece una situación) es que generalmente se enfrentan al menos dos de mis "yos", siempre vecinos de aquellos que sólo se hablan cuando necesitan participar de un asunto: poner un muro en la avenida, un tope, reclamar al municipio, pedir una tacita de azúcar. Todos los vecinos participan siempre en la fiesta de mis yos, pero aquellos dos son especiales, siempre antagónicos, en la mayoría de las situaciones conviven entre ambos con la misma hipocresía de un par de políticos que van por La Silla, dentro del mismo partido. Sin embargo, en ciertas situaciones muestran sus dientes el uno al otro, discuten, vociferan, agitan sus brazos; todo para que, como generalmente, aquél que vio las cosas desde un punto de vista más amplio, simple y basado en el mundo y la lógica, y no sólo en confiar y/o querer confiar -el sagaz, el que cuestiona y probablemente puede generar problemas-, tenga al final la razón.
Y no sólo se sabe victorioso sino que, como todo mal ganador, al final de su cruzada señala al otro, se burla y le dice "¿Ves? Tenía razón" todas las veces que puede mientras el más amable sólo puede responder "Yo tengo fe", a modo de consuelo y confiando en que en alguna de esas malasapuestas él podrá reprocharle al primero, sólo quizá menos burlón -al amable, si las cosas marchan bien, realmente le importa un rábano que el sagaz haya tenido razón al principio, al final todos salen beneficiados.
1 Comments:
At 11/8/10 9:51 p.m., Kluzter Benavides said…
Pues cada quién cuenta como le va en la feria.
Yo voy muy de acuerdo con el pensar de tu santa madre... tengo varios cuates que siempre cuentan que les va mal en algo... y a veces llegan a fastidiar con tanta mala vibra... si les va bien, nunca dicen que es por la misma razòn que cuando les va mal. Eso a mí no se me hace coherente y creo que por eso son inestables.
venga Hoíl que pronto te conseguimos jale en mty y te regresas y fiesteamos como en los nuevos tiempos
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