Mi vida errante

cha cháaaan

jueves, junio 05, 2008

Recursos y Regalos

-¿Te arrepientes?
-Na, de pocas cosas me arrepiento. Sólo recuerdo una cosa de la que me arrepiento y tiene que ver con que una prima, que es a toda madre, fue a visitarnos y no le hice caso. Para arrepentirme de algo, además, sería necesario que lo considerara como incorrecto. Esto no lo juzgo incorrecto. Incluso no puedo ni juzgarlo, la única persona que lo puede hacer eres tú. Como muchas cosas, hay un lado de mi cabeza que me ha dicho que quizá no debía hacerlo, pero hay otro, al que generalmente no le hago caso, que en esta ocasión gritó más fuerte y le puse atención y pues me sentí bien, pese a todos los juicios que tú y cualquiera pudieran sacar de la situación. Por otro lado, de arrepentirme, no te hubiera dado nada. Tuve suficiente tiempo para arrepentirme y no dártelo.
-Mierda, ¡cómo hablas mamadas!
-Ja, simón, de cuando en cuando salen. Un amigo de prepa (quizá ahora ya no lo es tanto) me decía que parecía que las tonterías andaban brincando en mi boca queriendo salir y que, cuando la abría, alguna lograba escapar.
-¿y por qué esos gestos raros entonces?
-No sé, los nervios supongo. Generalmente no hago estas cosas. No es que todos los días me despierte y compre y regale madres a gente al azar, para nada. Además que esto enrarece un poco nuestro trato, que ya de por sí es raro, tomando en cuenta el hecho de que existo sólo como un último recurso.
-Na.
-No hay pedo, creo que me es más cómodo vivir con la realidad y que la gente la admita a que la gente siga diciendo una cosa y haciendo otra. Es un regalo nada más, que buscaba que sonrieras y, con ello, sonreiría yo también. Y pues quizá yo no sonreí tan evidentemente, como no sonreí cuando alguna maestra me felicitó por algún logro o acabé de cantar en un escenario, fue una de esas sensaciones que sólo se liberan en ocasiones muy especiales y en algún punto hacen que alguna de mis manos tiemble. En otras ocasiones me tapo la boca, medio sonrío y abro los ojos. Supongo que en esta los nervios eran un poco diferentes.
-Pero, ¿un impulso? Creo que ahí la cagaste.
-Sí, yo también, pero en algún punto lo fue: pararme a comprar algo, ir a buscarlo y regresar en una hora, creo que no se hace de modo premeditado, si lo pienso y lo pienso, simplemente ahí se queda, necesito esa chispa que en algún punto no cualquiera levanta y que permite que esa intención se consume.
-Ah, bien. Nos vemos al rato.
-Ah, simón (“na, no creo, aunque estaría chido. 1. No era la idea generarte compromisos obligados. 2. No va a pasar, como ya dije, si anotamos la gente con quien la pasas bien, probablemente yo esté entre aquellos con quienes no la pasas bien.”)
-Mmmm, esas tus respuestas son de la madre.
-Simón, como que son muy tibias. Son las mismas respuestas que le doy a algunos amigos en ocasiones. Me facilitan la vida. Dudo que en algún punto prefieras respuestas más extremas y que muestren más determinación o carácter, el mío es muy feo y sonriendo puedo sacarte una grosería porque siento que estás burlándote de mí, digo, una grosería sin resentimiento. Si me da risa, simplemente es porque siento que es una burla, es algo que busca que no saques mentiras absurdas y que en su lugar hables con la verdad. La verdad hace más fáciles las cosas. Al menos a mí me las facilitarías, pues con rodeos, lo único que pasa es que como que un día puedo creerte con todas las dudas y todas las probabilidades en contra (hablando de probabilidad histórica) y es feo que esas probabilidades históricas se incrementen. Y mi lado más tozudo y arrogante me diga “como siempre, tuve razón”, y me encanta tenerla, pero en ocasiones preferiría que no fuera así. Con la verdad sería algo contundente: o siempre sería sí o siempre sería no; y pues ya no andaría sacando respuestas tibias que medio busco creerme y que probabilísticamente me dicen que no lo haga.
-¿Qué es eso de recursos?, ¿de dónde sacas tantas tonterías?
-Es que ve, si un día ando sentado en mi casa tendré varias opciones de cosas por hacer, ya sea salirme de paseo, ver televisión, leer, buscar tonterías en Internet, jugar con los golos, bañarme, meterme a la alberca, oír música o lavar platos o planchar ropa. Me atrevo a decir que lo último que haría sería ponerme a planchar ropa. Lo haría si y solo si no existieran las demás cosas y fuera realmente necesario. Como romper la alcancía para sacar el dinero, o ver TVT, Televisión Tabasqueña.
Y perdió México, por cierto: jugaron de la mierda y perdieron como siempre (con Argentina). Sólo hoy maldeciré a Ricardo La Volpe: nos hizo pensar que estábamos cerca de ganarle a Argentina, pero nel, curiosamente cambió el técnico y los celestes le pegaron a la selección con un 3-0 y ahora con un 4-1. Eso no es chido.
-De hecho. Es de la remadre.

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