De Vuelta a la Lobuznez
Hoy pensaba sobre ese sentimiento de depresión que tenía, sobre qué lo ocasionaba. Me puse a pensar que quizá no era la soledad en sí, como dije en la entrada anterior, sino quizá la falta expectativa que tenía de que no tendría esa soledad aquí, digo, conocía a varias personas, y de esas personas, a dos consideraba Amigos, ahorita son dos, pero no los esperados.
Y bueno, llegué al concierto de la sinfónica juvenil a las 1630, un poco molesto porque no me había entendido con una amiga que me acompañaría, por la frustración de la que hablé en una entrada anterior y finalmente, por el hecho de que el Nélida no me hubiera dejado los boletos que me había prometido. En el coraje o frustración de todo, consideré irme sin entrar, a las 1650, pero una señora buenamente regaló boletos y entré. Los boletos eran baratos, pero estaba enojado, solo y tenía cosas que hacer. Finalmente entré.
Salí contento. El concierto fue genial. Como que me faltaba ir a algo así. Me quitó ese pesar que tenía, quizá porque me devolvió a mi conocimiento de lobuznez. En el concierto en un par de ocasiones cerré los ojos y nada más oía, me quedaba ido, no dormido, en ese estado de paz que está antes de dormir. Como decía me quitó esa depresión que traía. Me acordé de Haller y de un episodio que narra Hesse y me vi en él, llegando a casa lo busqué: "empezaba a sonreír y entregarse, se reconcentró dentro de sí y durante diez minutos apareció tan dichosamente abstraído y entregado a ensueños tan venturosos... Cuando la pieza hubo terminado, despertó, se sentó más derecho..."
Reencontrarme con mi lobuznez ha sido bueno. Me siento mejor que ayer.
Y bueno, llegué al concierto de la sinfónica juvenil a las 1630, un poco molesto porque no me había entendido con una amiga que me acompañaría, por la frustración de la que hablé en una entrada anterior y finalmente, por el hecho de que el Nélida no me hubiera dejado los boletos que me había prometido. En el coraje o frustración de todo, consideré irme sin entrar, a las 1650, pero una señora buenamente regaló boletos y entré. Los boletos eran baratos, pero estaba enojado, solo y tenía cosas que hacer. Finalmente entré.
Salí contento. El concierto fue genial. Como que me faltaba ir a algo así. Me quitó ese pesar que tenía, quizá porque me devolvió a mi conocimiento de lobuznez. En el concierto en un par de ocasiones cerré los ojos y nada más oía, me quedaba ido, no dormido, en ese estado de paz que está antes de dormir. Como decía me quitó esa depresión que traía. Me acordé de Haller y de un episodio que narra Hesse y me vi en él, llegando a casa lo busqué: "empezaba a sonreír y entregarse, se reconcentró dentro de sí y durante diez minutos apareció tan dichosamente abstraído y entregado a ensueños tan venturosos... Cuando la pieza hubo terminado, despertó, se sentó más derecho..."
Reencontrarme con mi lobuznez ha sido bueno. Me siento mejor que ayer.
4 Comments:
At 26/3/07 12:50 a.m., Zyanya said…
Solo por curiosidad, ¿qué escuchaste?
At 26/3/07 2:37 p.m., Rodrigorum said…
Guillermo Tell (la del llanero solitario) y semiramis, de G. Rossini y "Sinfonía fúnebre y triunfal" de Hector Berlioz. En general cualquiera que hubiera disfrutado probablemente habría tenido el mismo efecto.
At 26/3/07 5:02 p.m., Pac Morshoil said…
Qué tranquilidad, ¿eh? carajo. Qué tranquilidad se respira por aquí. Me asombra cómo llega de repente, y me asombra también cómo nuestros asuntos siempre convergen -aunque sea de un modo extrañamente retorcido-.
Bienvenido al mundo, ja.
At 16/1/08 10:31 a.m., Anónimo said…
No quisiera pasa por ignorante, pero mas ignorante seria e nop preguntarlo. He estado consultando y no encuentro la definicion exacta de Lobuznez. A qué se refiere Hesse cuando la menciona, o a qué se refiere ud cuando la menciona?.
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