Mi vida errante

cha cháaaan

miércoles, noviembre 01, 2006

El Rodeo y Rubén y el Cuarto de Siglo

Sábado

El sábado fue la fiesta de Chomi y Rubén. Antes de eso acudí a casa del peludito a medio ayudarle con algoritmos. Fui invitado a comer. Habría que mencionar que la fiesta era "comida", y pues ya no pude atascarme de carnitas.

La fiesta estuvo simpática, acabó en el Jot Roc (o al menos ahí fuimos nosotros). Nos llevamos a Ismael, un amigo de Rubén que no tiene mucho de haber llegado de Minnesota, hasta donde entiendo. El tipo era chistoso. La realidad es que casi no le entendía al hablar, entre su borrachera y su acento regional era un problema. Me sorprendió que Rubén le dijo "vengo por ti al rato" y el vato regresó por ismael, como hasta las 5 de la mañana (eran las cinco porque ya habíamos atrasado el reloj), pero volvió. Ya el vato estaba en mi casa (decidimos que dormiría en la mía porque estaba cerca y disponible) y cada quien dormía en su espacio (yo dormiría en el piso y le cedí la cama al vato) cuando llegó Rubén. De hecho el vato se despertó antes.

Domingo

No hice nada relevante. Fui al súper, dormí e hice tarea.

Rodeo

El lunes, cerca de las 10 recibí una invitación de Manolo para ir al rodeo. Fui a las 1430. Fue una comida simpática. Me llené. Comí bastante.

Acudimos Tzitzihua, Kart, Mauricio, Camacho, Manolo y yo.

Rodrigo y el Halloween

Ayer, cerca de las nueve, noté nuevamente que no soy una buena persona con los niños. Que soy, hasta cierto punto, un ojete.

Me bajé de la camioneta de Kart en oxxo para tomar mi camión, eran alrededor de las 21 hrs. En eso noté que se me acercaba un niño mientras se ponía una máscara de mono, monstruo o algo así. Pensé "Ah, tras que hoy es 31." y seguí caminando. En algún momento de mi caminata, el niño estuvo ya "transformado" justo en frente de mí y entonces hizo un sonido raro, una especie de alarido, creo que para tratar de asustarme. Lo miré fijamente, pensando "mmmm, me estorba en el paso", parpadeé, probablemente también haya hecho un gesto con la boca (el niño se había puesto justo en frente de mí, se había atravesado en mi trayectoria) creo que parpadeé y lo rodeé.

Tras la acción me empecé a reír, no porque me hubiera asustado o me hubiera dado gusto lo que hacía el niño, o porque hubiera recordado mis años mozos. No, por el simple hecho de que pensé "Diablos, soy un culero, quizá debí fingir que me asustaba". Volteé y noté que el niño trataba de asustar ahora a unas señoras, ellas tuvieron la "amabilidad" de "asustarse" y eso me dio risa. Subí al camión y llegué a Cooooooórdoba.

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