Una Raya Más al Tigre

-Bla bla bla, no pienso leer ninguno de ellos (libros de Harry Potter).
-Bla bla bla, el Señor de los Anillos.
-Es diferente, ese libro es clásico, igual y ese sí lo leo. bla bla bla. Gente que los ama (los libros de Harry Potter). Tengo una amiga que apenas descubrí que lo ama.
-Mi prima.
-Tu prima Bla bla bla.
-Pues hay que seguir comiendo Emperador.
-¡¡¡Puuuuta Madre!!! ¡¡¡Deje la pinche mochila!!! Ya sabía yo que la iba a dejar.
-Ja ja ja. Y lo dijiste.
-Sí, coño, y lo peor es que no es la primera vez que me pasa, es la tercera o cuarta. Y ya no voy a regresar (ya estaba a 7 casas de la mía, y eran las 23:20). Igual y ya ni estaba abierto.
-Quién sabe, ya era la última función.
-Pues sí, ya qué pedo.
-Bueno, yo ya agarro para este lado.
-Sale, nos vemos.

(en estas fechas y hasta el 15 de agosto, hay promoción en las galletas Emperador, al juntar cuatro envolturas, uno consigue 2x1 lunes y martes).

Llegué al cine corriendo, dejé la mochila en el guardarropa después de decir "tengo que dejar esto, ¿verdad?". Yo tenía la corazonada de que podía dejarla. La diferencia con las otras veces fue la hora de la película, las otras veces eran funciones vespertinas.

Pude titular la entrada como Harry Potter y la Mochila de Rodrigo, pero iba a evidenciar lo sucedido.

Pues a ver a qué hora voy a buscarla. No creo que les importe mucho su contenido como para no devolvérmela: una libreta, un traste de comida medio bien lavado, hojas blancas con anotaciones y dos envolturas vacías de Emperador.