Mi vida errante

cha cháaaan

miércoles, junio 22, 2005

Para Cubrir mis Emocionantes Días del Sábado, Domingo, Lunes, Martes y Miércoles

Pues el sábado volví a hacer ni madres. Me desperté y acudí al local del famoso prángana y pues volví a encontrar cerrado. Me encabroné. Me sentí frustrado. Pero ni pedo, me fui. Ese día debo haber acabado "El Otoño del Patriarca" y pues mi idea quedó igual, sí, uno pasa el rato, pero no es lo mejor que hay (a mi gusto, pues puede haber quien se ofenda de esas declaraciones). Salí para Veracruz, donde estoy ahorita y llegué como a eso de las 8 de la noche con una maleta grande como el burro, pasaron mi hermana y mi papá por mí. Cenamos tortas en un lugar llamado Royalty (o algo así) y regresamos a dormir.

Fue día del padre el domingo. Comimos carne asada. Fue un día entretenido.

Fue lunes y regresé a Córdoba. Debo haber llegado como a las 2 de la tarde a la ciudad y a esa hora me dirigí a ver al Prángana. Encontré el local cerrado pero sin candados, cosa que me indicó que regresaría (el prángana) más tarde. Mientras fui a comer una baguette cerca de ahí (Son ricas las baguettes de "La Baguetota") y a ver al arrendador del local del Prágana (averigüé para ver si él podría darme razón de ese ojete). Me recibió una señora y me dio el nextel del arrendador. Hablé, hablé y hablé a ese otro cabrón y pues nada más no contestaba. Regresé al local para ver si pescaba al Prángana y ¡Sorpresa! ya había candados en la puerta y, por lo tanto, ya no estaba el Prángana. "Carajo, debí tardar menos", pensé, y le pregunté a dos señores que estaban ahí al lado si tendría mucho rato de haber pasado la persona a cerrar (el Prángana). Como quince minutos, joven. Frustrado emprendí el regreso a casa. Me metí a una exposición de un tipo, llegué a mi casa, creo que fui a chedraui a comprar leche y galletas y me dormí.

Martes. Temprano como a eso de las nueve y media me levanté. Me alisté y fui a ver al susodicho como a las once y media. Lo Pesqué y me devolvió mi computadora, sin haberle hecho ni putas madres. Un mes y medio a lo pendejo la tuvo. Ni pedo. Regresé a Veracruz. Conté mi odisea. Debo haber llegado como a las 4. Me hice pendejo un ratote (ver televisión pendejear en internet, bla, bla, bla). Me dormí.

Miércoles. Llevé mi computadora a un centro autorizado de servicios hp, como a las doce del día. Me he hecho pendejo desde entonces. Ayudaré a mi papá con algo y seguiré haciéndome pendejo otro rato. Veré el partido de México en red nacional. Sí, por azares del destino, por más que lo evité ya sé el resultado, quizá ni debería verlo. A ver qué carajos decido, más pensando en un pinche cero a cero.

A ver si escribo algo mañana y cambio mi plantilla, por el momento voy a hacer algo de provecho, o al menos más que escribir mis días.

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