Mi vida errante

cha cháaaan

viernes, junio 27, 2008

Con dedicatoria. Lugar de Helechos

Yo sé, mis buenos fanáticos, que quizá debería narrar antes mis vacaciones, y antes mi graduación. Sin embargo, hoy la dedicatoria se la lleva una amiga mía. Sí, amiga.

-¿Despedir?, pero si no te vas a morir.
-Pues no, pero igual es difícil que vuelva a Córdoba.

Eso salió de una plática con un cuate un día de esos dos enque estuve en Córdoba. Y ciertamente no sabemos si me vaya a morir, o se vayan a morir ellos. Hace apenas un rato llamé a mi amiga. Me despedí de ella, pues aunque no sabemos nada del futuro, yo sé que es poco probable que la vuelva a ver en algo de tiempo. Ella muy probablemente se vaya de Villahermosa y yo me regreso a Monterrey. A partir de que uno empieza a trabajar, los viajes son menos frecuentes, y en caso de tener la oportunidad de viajar "medio lejos", probablemente vendría antes a Villahermosa o me iría a Veracruz. Me brincaría esos lugares intermedios. De ahí que sea difícil que la vea de nuevo. Mis tragos ahorita son pesados, y probablemente mis ojos brillen un poco más. La conozco desde hace relativamente poco. Y antes que el Fan # 1 o el #2, realmente esos dos lugares están bastante cerrados) saquen conclusiones apresuradas, debo decirles que no, que están equivocados como lo estuvo mi mamá cada vez que me preguntó por ella. Es mi amiga y la quiero mucho, porque como que ahí ha estado de un tiempo a la fecha. La cosa es que quizá pase mucho mucho tiempo de aquí a que la vea de nuevo.

El hecho de que alguien viva en Villahermosa hace llevadero el hecho de no ver a la gente, pues sé que en algún punto del tiempo los veré. Dependerá de mi interés y del suyo. Lo mismo sucede con el Puerto (de Veracruz). Todos los demás lugares son destinos improbables en el futuro cercano.

Curiosamente, por cierto, no esperaba despedirme de ella como esperaba hacerlo de la gente de Córdoba (despedirme por tiempo indefinido).

-Buen viaje, ya no te veo.

(creo que ahora se entiende más, el "ha estado" no se veía porque lo puse entre '<>', y el último párrafo era ambiguo (la corrección es del 8 de julio)).

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jueves, junio 05, 2008

Recursos y Regalos

-¿Te arrepientes?
-Na, de pocas cosas me arrepiento. Sólo recuerdo una cosa de la que me arrepiento y tiene que ver con que una prima, que es a toda madre, fue a visitarnos y no le hice caso. Para arrepentirme de algo, además, sería necesario que lo considerara como incorrecto. Esto no lo juzgo incorrecto. Incluso no puedo ni juzgarlo, la única persona que lo puede hacer eres tú. Como muchas cosas, hay un lado de mi cabeza que me ha dicho que quizá no debía hacerlo, pero hay otro, al que generalmente no le hago caso, que en esta ocasión gritó más fuerte y le puse atención y pues me sentí bien, pese a todos los juicios que tú y cualquiera pudieran sacar de la situación. Por otro lado, de arrepentirme, no te hubiera dado nada. Tuve suficiente tiempo para arrepentirme y no dártelo.
-Mierda, ¡cómo hablas mamadas!
-Ja, simón, de cuando en cuando salen. Un amigo de prepa (quizá ahora ya no lo es tanto) me decía que parecía que las tonterías andaban brincando en mi boca queriendo salir y que, cuando la abría, alguna lograba escapar.
-¿y por qué esos gestos raros entonces?
-No sé, los nervios supongo. Generalmente no hago estas cosas. No es que todos los días me despierte y compre y regale madres a gente al azar, para nada. Además que esto enrarece un poco nuestro trato, que ya de por sí es raro, tomando en cuenta el hecho de que existo sólo como un último recurso.
-Na.
-No hay pedo, creo que me es más cómodo vivir con la realidad y que la gente la admita a que la gente siga diciendo una cosa y haciendo otra. Es un regalo nada más, que buscaba que sonrieras y, con ello, sonreiría yo también. Y pues quizá yo no sonreí tan evidentemente, como no sonreí cuando alguna maestra me felicitó por algún logro o acabé de cantar en un escenario, fue una de esas sensaciones que sólo se liberan en ocasiones muy especiales y en algún punto hacen que alguna de mis manos tiemble. En otras ocasiones me tapo la boca, medio sonrío y abro los ojos. Supongo que en esta los nervios eran un poco diferentes.
-Pero, ¿un impulso? Creo que ahí la cagaste.
-Sí, yo también, pero en algún punto lo fue: pararme a comprar algo, ir a buscarlo y regresar en una hora, creo que no se hace de modo premeditado, si lo pienso y lo pienso, simplemente ahí se queda, necesito esa chispa que en algún punto no cualquiera levanta y que permite que esa intención se consume.
-Ah, bien. Nos vemos al rato.
-Ah, simón (“na, no creo, aunque estaría chido. 1. No era la idea generarte compromisos obligados. 2. No va a pasar, como ya dije, si anotamos la gente con quien la pasas bien, probablemente yo esté entre aquellos con quienes no la pasas bien.”)
-Mmmm, esas tus respuestas son de la madre.
-Simón, como que son muy tibias. Son las mismas respuestas que le doy a algunos amigos en ocasiones. Me facilitan la vida. Dudo que en algún punto prefieras respuestas más extremas y que muestren más determinación o carácter, el mío es muy feo y sonriendo puedo sacarte una grosería porque siento que estás burlándote de mí, digo, una grosería sin resentimiento. Si me da risa, simplemente es porque siento que es una burla, es algo que busca que no saques mentiras absurdas y que en su lugar hables con la verdad. La verdad hace más fáciles las cosas. Al menos a mí me las facilitarías, pues con rodeos, lo único que pasa es que como que un día puedo creerte con todas las dudas y todas las probabilidades en contra (hablando de probabilidad histórica) y es feo que esas probabilidades históricas se incrementen. Y mi lado más tozudo y arrogante me diga “como siempre, tuve razón”, y me encanta tenerla, pero en ocasiones preferiría que no fuera así. Con la verdad sería algo contundente: o siempre sería sí o siempre sería no; y pues ya no andaría sacando respuestas tibias que medio busco creerme y que probabilísticamente me dicen que no lo haga.
-¿Qué es eso de recursos?, ¿de dónde sacas tantas tonterías?
-Es que ve, si un día ando sentado en mi casa tendré varias opciones de cosas por hacer, ya sea salirme de paseo, ver televisión, leer, buscar tonterías en Internet, jugar con los golos, bañarme, meterme a la alberca, oír música o lavar platos o planchar ropa. Me atrevo a decir que lo último que haría sería ponerme a planchar ropa. Lo haría si y solo si no existieran las demás cosas y fuera realmente necesario. Como romper la alcancía para sacar el dinero, o ver TVT, Televisión Tabasqueña.
Y perdió México, por cierto: jugaron de la mierda y perdieron como siempre (con Argentina). Sólo hoy maldeciré a Ricardo La Volpe: nos hizo pensar que estábamos cerca de ganarle a Argentina, pero nel, curiosamente cambió el técnico y los celestes le pegaron a la selección con un 3-0 y ahora con un 4-1. Eso no es chido.
-De hecho. Es de la remadre.

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miércoles, junio 04, 2008

Flores

Acabo de ver flores.

Si algún día llego a regalar flores de nuevo (tiene varios años que no lo hago), he de hacerlo con más cuidado. Quizá una flor basta para decir lo mismo que una docena. Quizá baste con incluir gardenias en el arreglo, pues hay una letra de Ibrahim Ferrer que se hizo bastante famosa. Quizá la clave no es tanto el regalo, como en todo, sino la idea de saber que uno esté presente para otra persona en momentos aleatorios. Quizá debiera anotar que al momento en que yo regale una o más flores a una persona puede ser más que regalar uno o más chocolates, pues una flor se nota, uno no puede ir por la calle caminando con una flor en la mochila. También puede ser que no sea tanto el regalo sino lo que uno dice a la hora de darlas (las flores, obviamente) lo que pudiera hacerlas especiales y creo que al intentar dar flores, quizá debiera anotar lo que habría de decir o al menos pensarlo de antemano, quizá sería más fácil decirlo, aunque lo dudo. Al momento de estar parado frente a una persona a quien yo, Rodrigo Morales fuera a regalarle alguna flor, seguramente me pondría tan nervioso como cuando me dieron mi título: haría un gesto raro y no sabría que decir, mientras las manos me temblarían y entre los gestos al menos habría alguna sonrisa extraña.

Tómese en cuenta que para mí regalar flores en un día aleatorio no es como cagar. Para comprarlas tengo que haber tomado la decisión, y para entregarlas, tengo que estar decidido. Los nervios, quizá, permiten que salgan de mi boca cosas que deben tener algo de cierto, pero no todo: creo que el día en que compre unas flores, será por impulso: "si no lo hago hoy no lo hago nunca", pero con un antecedente lo suficientemente sólido como para que el "si no lo hago hoy..." no degenere en "no hay pedo si no lo hago, mejor voy a dormir, en un rato debo estar en tal o cual lugar."

A mí no me gustan mucho las flores. Bueno, creo que huelen bonito y que quizá pueden dar un poco de vida a mi casa porque huelen bonito, colorearla, pero por otro lado, se mueren y se convierten en basura en algún punto del tiempo, creo que su mayor defecto es que este punto en que se vuelven basura no dista mucho del día en que se adquieren: son un gusto que dura poco, igual que la calidez de una persona voluble, o que un chocolate en mi casa, o que la sensación de emoción al subir a una atracción mecánica o incluso la duración de un paseo en alguna.

Por otro lado, regalarlas, según recuerdo, regresan a cambio la sorpresa de la otra persona. La expresión de extrañeza, gusto o sorpresa que no se ve todos los días en la gente, pero que cuando se ve siempre es grata.

Creo, por otro lado, que si regalare flores en el futuro, creo que me podría bastar el gesto de la persona que las recibe y las gracias. Y bueno, creo que no falta que lo diga, si algún día regalare flores en un día aleatorio, no sería a una persona al azar, sería algo premeditado porque si no es un quemononón (es una expresión obvia, pues). Ja.

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